Como parte de la iniciativa que desde el 2020 diversos grupos que trabajan en temas de sociedades incluyentes en nuestro país, “Yo también” se convierte en un ejercicio democratizador, incluyente y visible de la enorme diversidad social que habitamos en México. Desde las cámaras, los grupos parlamentarios buscan recoger inquietudes, demandas, exigencias de grupos vulnerable excluidos en las políticas públicas por décadas y con legítimos reclamos de su visibilización.
En fechas recientes, dentro de la discutida y aún sin lograr su aprobación y aplicación total la Ley General de movilidad y Seguridad Vial se han incluido y contemplado proyectos de educación vial, cívica y modificación del espacio público para la movilidad incluyente. Es decir, contemplar en los programas y reglamentos sobre el derecho a la ciudad los espacios, transporte y sistemas legales que garanticen la libre y segura vida en el espacio pública de las personas con discapacidad.
Según lo discutido en la Cámara de Diputados de la Ciudad de México en fechas recientes, se contempla los sistemas de sujeción, rutas de accesibilidad, señalización (visual, auditiva, táctil) en el espacio y el transportes públicos con el objeto de hacer accesible las calles y oficinas, escuelas y movilidad de las personas que presentan alguna limitante motora y visual.
Seguramente, amable lector, usted se ha percatado de las rampas para sillas de rueda en algunas avenidas de la ciudad, de carriles para el bastón en el transporte público como el METRO o Metrobús, pues resulta importante no invadirlo, no transitar por él si usted no lo requiere, porque impide, obstruye o puede provocar algún accidente a quien lo requiere y es su medio de movilidad segura en la calle.
Lo que ha ocurrido en días pasados en el Senado de la República sobre la aprobación y en espera de su publicación en el Diario Oficial de la recién Ley General de Movilidad y Seguridad Vial en nuestro país, es un paso significativo para visibilizar, incluir y cumplir con el derecho a una vida libre de discriminación a sectores de la población que presentan limitaciones para su autonomía motora y de desplazamiento en el espacio público. Al mismo tiempo, que abre un nuevo reto de inclusión, conocimiento y reaprendizaje de toda la sociedad sobre el cuidado, respeto y solidaridad con este sector poblacional que requiere estar visible, activo y socialmente incluido.
Convertir la calle en un espacio accesible, incluyente y que garantice el acceso pleno en igualdad de derecho y autorregulación de la vía pública, es un enorme avance que requiere nuestro país para no seguir con falsos conceptos de hablar de “minorías”, de exclusión y supremacía del automóvil, la movilidad normativa y excluyente como ha ocurrido hasta nuestros días.
Yo también, debe de ser un órgano gestor y reeducador para toda la sociedad que requerimos un reaprendizaje y cambiar esquemas de discriminación, exclusión e ignorancia sobre la jerarquía de movilidad con que las ciudades y las sociedades nos hemos conducido dejando fuera del derecho a la ciudad y al espacio público, seguro, pleno e integral a grupos vulnerables o con capacidades distintas. Estemos pendientes de cómo nos comportamos en el espacio público y recuerden decir Yo también incluyo, sumo y me integro.