En materia del cuerpo, la sexualidad, el deseo y las diversas expresiones sociales, culturales y genéricas las conceptualizaciones están relacionadas e incluso, definidas por la educación. Desde el 2015 los Estados Miembros de las Naciones Unidas –al que México pertenece– se comprometieron en lograr y hacer cumplir en todos los niveles, la educación inclusiva para el 2030. ¿Cómo entender este concepto? Para la UNESCO se trata de un sistema integral de educación, capacidades, habilidades, apoyo psicoemocional y colectivo en planes, programas y estrategias, metodologías y conductas que permitan, favorezcan y promuevan que niños, niñas y adolescentes desarrollen su potencial individual, al ser reconocidos por su unicidad, es decir, no sólo por la diversidad en un ambiente de respeto e inclusión.
Con el objeto de poder reunir estrategias metodológicas que deriven en estrategias educativas en los centros formativos, La Organización Internacional de Jóvenes y Estudiantes Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transgénero, Queer e Intersex (IGLYO, por sus siglas en inglés) realizaron la encuesta internacional “No mires hacia otro lado. No hay lugar para la exclusión de estudiantes LGBTI”, cerca de 17 mil personas pertenecientes a esta diversidad de los países miembros de la ONU respondieron a los diversos rubros. No hubo un solo caso que no manifestara que todos los días tienen que soportar condiciones hostiles en la escuela por parte de sus compañeros, maestros y personal administrativo, que van desde acoso, discriminación e incluso violencia física.
En nuestro país, la transfobia y el bullying homofóbico es una práctica tan común como heteronormalizada entre las comunidades estudiantiles y académicas. Más del 60 % de estos niños y jóvenes mexicanos manifestaron incidentes de acoso escolar y el 92% de los estudiantes han sido agredidos verbalmente por su apariencia física, orientación sexual, atuendo o falta del cumplimiento de los estereotipos de género que se han practicado como “normativos” en los colegios y las sociedades.
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El pasado 17 de mayo se celebró el Día Internacional contra la Homofobia, Transfobia y bifobia y, a pesar que las instancias gubernamentales colocaron la bandera de la diversidad en sus fachadas, el silencio institucional del gobierno actual, la falta de políticas públicas en materia de una educación inclusiva se suman a las muchas expresiones discriminatorias entre los propios representantes o servidores del país, como el caso de Gabriel Quadri, el diputado que se caracteriza por sus discursos de odio hacia la comunidad LGBTQI y que no hay sanciones o leyes que verdaderamente se apliquen ante estos ejercicios y expresiones discriminatorias. El silencio por parte del gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador donde nunca se ha manifestado en apoyo a los derechos y garantía de la educación inclusiva o la propia secretaria del ramo Delfina Gómez no plantea programas y estrategias que mejoren las condiciones en los colegios públicos y privados sobre el tema disminuyendo hasta erradicar la violencia por condición sexogenérica en los colegios.
Se trata, como se titula la propia encuesta de NO MIRAR PARA OTRO LADO, sobre una realidad de la diversidad de las expresiones de la sexualidad, de la identidad de género y la unicidad del cuerpo, donde estamos provocando un enorme vacío en la protección de la integridad humana y promoviendo, desde el silencio y al no nombrar la diversidad, las conductas de odio, la discriminación y la violencia sistémica que lleva hasta los crímenes, violación y vejaciones a la sociedad. Si todo comienza con mirar. ¿Tú volteas la mirada a tu entorno?... Comencemos por ejercicios inclusivos en nuestra casa, círculo de amistades y escuela, es un buen principio.
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