¿Recuerdas tu casa cuando eras niño querido lector, querida lectora? ¿Si tienes menos de cuarenta años, ¿podrías recordar la casa de tus abuelos? ¿Cuántos aparatos eléctricos o electrónicos había en ella? Ahora voltea a ver tu casa o departamento y enumera ¿cuántos de estos aparatos hay? Es probable que varios de los siguientes:
Una televisión, un aparato para captar televisión cerrada, un sistema de video juegos, con sus respectivos controles; un celular, una Tablet, unos audífonos para Bluetooth, con sus respectivos cargadores; una computadora, un cursor inalámbrico, un teclado inalámbrico, enrutador de wi-fi, una impresora, un microondas, un reloj despertador electrónico, un teléfono inalámbrico y demás, sin contar con todos los aparatos electrodomésticos que un hogar suele tener.
Vivimos en un mundo inalámbrico, interconectado, que produce ondas de energía eléctricas y magnéticas que interactúan con nuestro cuerpo. Y en 24 horas estamos expuestos a más campos electromagnéticos de los que nuestros abuelos lo estuvieron durante toda su vida.
Decía Aldous Huxley, "Los hechos no dejan de ser