¿Saben por qué las semanas previas al Viernes de Crucifixión, Viernes Santo, se conocen como el período de cuaresma? El nombre refiere a los 40 días de preparación para recibir la Pascua. Este período inicia el miércoles de ceniza y termina el jueves, día que se conmemora la última cena que tuvo Jesús con sus apóstoles. Durante estos días de preparación se acostumbra realizar abstinencias de carne y ayunos. En la tradición católica, los ayunos no suelen ser completos, es decir, no se exige que los creyentes no consuman nada de agua ni comida durante un día entero.
El ayuno practicado entre católicos suele consistir en disminuir la cantidad de alimento en una de las comidas que se hacen durante el día y en no tomar ningún alimento entre comida. Esto el miércoles de ceniza y el viernes de crucifixión. Se espera que los creyentes se abstengan de comer carne animal, tanto el miércoles de ceniza como los viernes dentro de la cuaresma.
El pescado, los mariscos, los lácteos y los huevos sí están permitidos. El ayuno y abstinencia son esperados de los creyentes de entre 18 y 59 años aunque están excusados aquellos que estén enfermos o que tengan alguna enfermedad crónica. Asimismo, los niños menores de 14 años y las mujeres embarazadas están exentos. Las restricciones alimenticias no pretenden comprometer la salud de los fieles. Ahora mismo, estas prácticas de penitencia se pueden practicar por alguna práctica de caridad, como cuidar a un enfermo, dar limosna, o la práctica de alguna devoción especial. No pocas veces, lo han señalado algunos clérigos católicos, la vigilia se había convertido en un pretexto para comilonas de camarones y langostinos.
Aunque actualmente se han puesto de moda los ayunos como un método para bajar de peso, su práctica está tradicionalmente ligada a un ejercicio religioso y espiritual. La abstención voluntaria de comida puede buscar generar empatía por aquellos que sufren hambre y sed. También puede ser una forma de penitencia y búsqueda de la absolución de los pecados. O una manera de pedir el favor divino. El ayuno también es considerado un medio para alterar la consciencia y alcanzar visiones místicas. Asimismo, el ayuno puede formar parte de rituales de duelo, de purificación, de mortificación y de manifestaciones sociales. Las huelgas de hambre son un ejemplo este último tipo de ayuno.
Las dietas que incluyen ayunos sin una intención religiosa o espiritual ya estaban contempladas por Hipócrates, el padre de la medicina griega. Hipócrates observó que quien está enfermo suele perder el apetito durante algún tiempo. Esto llevó a Hipócrates a considerar que el ayuno es una necesidad natural del cuerpo bajo ciertas condiciones, como la de la enfermedad. Así como Hipócrates no pensaba que existía una dieta universal, pues cada cuerpo tienen necesidades distintas u2013determinadas por la edad, complexión y hasta clima del lugar donde viveu2013, el ayuno no era recomendable para todas las personas. Es el estado del cuerpo quien debe dictar el ayuno. Por ejemplo, Hipócrates señala que el ayuno no es recomendable si la persona tiene dolor de cabeza o si está borracha. No soy médico, pero la verdad es que durante una migraña lo último que quiero es comer. Hay de cuerpos a cuerpos y de dolores a dolores.
La cuaresma recuerda los 40 días que Moisés ayunó antes de recibir los Diez Mandamientos y que Jesús ayunó durante 40 días en el desierto. Durante este tiempo fue tentado por el diablo para que transformara piedras en panes. Cristo le contestó: "No sólo de pan vivirá el hombre