¿Conocen la glorieta de la Diana Cazadora en la Ciudad de México? Se encuentra sobre avenida Reforma, cerca de la entrada del Bosque de Chapultepec. Es una de las muchas fuentes que adornan nuestra ciudad. Su historia se remonta a 1942. Por aquel entonces, Manuel Ávila Camacho era presidente de México y Javier Rojo Gómez (sí, el de la calle), el regente del Distrito Federal. Para embellecer la capital, muy lastimada durante la revolución, contrataron al escultor Juan Fernando Olaguíbel para el proyecto. Olaguíbel, junto con el arquitecto Vicente Mendiola Quezada, encontraron a la modelo ideal para su obra en Helvia Martínez Verdayes (1923-2022) quien entonces tenía 20 años y trabajaba como secretaria en las oficinas de Petróleos Mexicanos. Dicen que Helvia Martínez Verdayes no aceptó remuneración alguna por su colaboración con tal de que mantuvieran en secreto su identidad. Y es que posar desnuda no era cualquier cosa en una sociedad tan conservadora: Martínez Verdayes podría perder su empleo.
Si creen que exagero, les cuento que poco después de la inauguración de la fuente y la escultura de bronce, algunos mojigatos condenaron que las "vergu00fcenzas" de una mujer formaran parte del entorno citadino. Tal fue la presión social que Olaguíbel se vio obligado a fundirle un taparrabos u2013nada de calzoncitos coquetos, por supuestou2013 de bronce para cubrirle sus partes "pudendas". Pero, dicen, que soldó este accesorio en tan sólo tres puntos con la esperanza de que se removiera algún día.
Ese día llegó en noviembre de 1967, cuando se iban a realizar labores de mantenimiento en la escultura y el pedestal. Olaguíbel aprovechó para convencer al regente de la ciudad, cargo entonces ostentado por Alfonso Corona del Rosal, que le permitiera retirar el taparrabos. Sin embargo, retirarle el taparrabos le dejó unas visibles cicatrices. Olaguíbel decidió fundir una nueva escultura con el mismo molde que la anterior. La Diana original, aunque ligeramente dañada, no estaba lista para ser desechada y fue a probar su suerte fuera de la capital mexicana. El destino la llevó a Ixmiquilpan, Hidalgo, de donde era oriundo Corona del Rosal. Si pasan por Ixmiquilpan, aprovechen para comer unos buenos tacos de barbacoa, visitar alguno de sus balnearios y pasearse por la plaza principal para admirar a la original Diana Cazadora.
¿Han notado que a la Diana Cazadora le faltan la flecha y la cuerda de su arco? Dicen que se perdieron en los primeros años después de su inauguración a manos de algún chilango irrespetuoso. Pero, aunque no me lo crean, entre dos de los varios establecimientos alrededor de la glorieta, se encuentra su flecha incrustada. Debajo de ella hay una placa que reza: "Se creía perdida y sólo estaba escondida