"Feminismo árabe no es oxímoron". Así lo dijo la Dra. Nadine Naber, profesora, autora y activista jordano-estadunidense, en su charla para TEDx en la que explicó cómo las concepciones estereotipadas de los conceptos "árabe" y "feminismo" hacen que muchas personas puedan llegar a pensar que hablar de feminismo árabe es una contradicción. Sin embargo, demuestra que, de hecho, no existe uno, sino muchos tipos de feminismo árabe, lo cual no es de extrañar pues con 210 millones de mujeres en una veintena de países árabes, el contexto histórico, las identidades y las luchas son diversas. En el artículo de hoy haremos una breve revisión del feminismo árabe y conoceremos a algunas organizaciones y mujeres árabes feministas de la región.
Para hablar de cultura árabe en occidente, incluida América Latina, primero deben derribarse los estereotipos y combatir la desinformación. Los medios han abonado a crear un perfil que muestra a los árabes y a los musulmanes como poco civilizados, como terroristas y a las mujeres como oprimidas. Por esta y otras razones, en nuestros países es común que ni siquiera concibamos como posible la existencia de un feminismo árabe o que la cuestión, en el caso de las mujeres árabes musulmanas, se reduzca al tema de la vestimenta. Se piensa que el velo que algunas mujeres árabes musulmanas deciden usar es símbolo de opresión. No obstante, la realidad es que el feminismo en los países árabes del Medio Oriente y el Norte de África va mucho más allá de la forma de vestir.
Las mujeres con velo y sin velo luchan, como lo hacemos en América Latina, contra las causas que generan desigualdades de manera sistémica, contra la violencia y la discriminación en todas sus formas. En México poco importa si llevas una falda o un pantalón para marchar y protestar, como poco importa si en el Líbano o en Sudán llevas hiyab, chador o ninguno para alzar la voz y exigir que se hagan valer tus derechos.
Gráfico: http://t.co/hdX3fzowJn Prendas tradicionales de la mujer musulmana pic.twitter.com/vBI2Lzky2r
— EL PAÍS (@el_pais) March 13, 2015
Sin duda una diferencia sustancial en las identidades árabes versus los países de América Latina es la influencia de la religión en todos los aspectos de la vida. Por ello, cabe mencionar que en el islam las mujeres tienen iguales derechos que los hombres, sin embargo, como sucede en casi todas partes del mundo, esta igualdad solo existe de iure, pero no de facto y el problema no es la religión, sino el sistema patriarcal opresor que domina el mundo entero sin importar etnia o religión. En otras palabras, la posición de las mujeres en los países árabes musulmanes está determinada por las prácticas sociales u2013que incluye a las prácticas políticasu2014 más que por los principios del islam. Un ejemplo de ello lo vio la profesora Mona Siddiqui, quien estudió la ley del matrimonio de la escuela sunní hanafí del siglo XVII, donde examinó algunos derechos concedidos a las mujeres en el Islam y las medidas que la sociedad dominada por los hombres adoptó para eludir y restringir esos derechos.
Por otra parte, el feminismo árabe tiene una larga tradición y puede rastrearse desde el siglo XIX cuando el Imperio Otomano dominaba la región, aunque con el paso del tiempo se ha visto influenciado por distintas cosas, por ejemplo, el socialismo, el nacionalismo árabe o la religión islámica. Durante el siglo XX, gran parte de los países árabes fueron colonizados por países occidentales como el Reino Unido y Francia y, fue entonces que los movimientos anticoloniales y nacionalistas impulsaron de cierta manera los movimientos feministas árabes al trasladar a las mujeres de la esfera privada a la esfera pública donde promovían tanto la igualdad como el nacionalismo árabe.
Algunas feministas destacadas del siglo XX son Anbara Salam, nacida en 1897 en Beirut, Líbano, quien escribió varios artículos periodísticos en las primeras décadas del siglo en los que pedía a las mujeres que lucharan por sus derechos. También está la pionera activista feminista Huda Sha’arawi, quien en 1923 crea la Unión Feminista Egipcia (UFE), Sha’arawi además organizó protestas contra la ocupación británica; décadas más tarde, en 1945, la UFE se convierte en la Unión Árabe Feminista, que fungió como organización paraguas para otras asociaciones feministas de los países árabes y cuyo propósito era lograr la igualdad social y política a la par que promovía el nacionalismo árabe.
En la historia reciente, con la Primavera Árabe resurgieron liderazgos, movimientos y organizaciones feministas, por ejemplo, el Fondo Feminista Doria fundado por Mozn Hassan, una mujer feminista egipcia cuya labor ha incluido la documentación de violaciones a los derechos humanos y casos de violencia sexual durante y después de la revolución del 2011. Este fondo trabaja para que grupos y académicas feministas dispongan de los recursos necesarios para mantener y desarrollar su activismo.
En cuanto a escritoras árabes feministas hay muchas, una de ellas Badryah El-Bishr, nacida en 1967 en Riad, Arabia Saudita, cuyo trabajo se enfoca principalmente en las luchas diarias de las mujeres saudíes, se considera imparable pues ha continuado pese a recibir insultos por sus novelas que para algunos han resultado "controversiales". Otra escritora feminista interesante es Fadwah Tuqan, una poeta palestina nacida en 1917 en Nablus, la obra de Tuqan destaca precisamente porque se centró en la poesía; en ellos aborda la resistencia a la ocupación israelí de Palestina y el rechazo a las costumbres masculinas tradicionales. Otros nombres de escritoras feministas son: Miral al-Tahawy, Layla Baalbaki, Assia Djebar, Mona Eltahawy, Samar Yazbek, Nawal el Saadawi, entre muchas más. Algunas de estas mujeres han recibido honores por sus trabajos, pero otras más han recibido el exilio.
En el siglo XXI las mujeres siguen siendo el foco de las críticas y de la censura cuando usan sus voces o cuando ocupan nuevos espacios en la sociedad, un ejemplo de ello se vio cuando en la primera década del siglo fueron elegidas cuatro mujeres en el parlamento de Kuwait causando euforia por la noticia, pero también altas expectativas sobre ellas. Al ser las primeras mujeres en un cargo público de este tipo, los medios pusieron su mirada sobre ellas y no dudaron en lanzar críticas rápidamente, sin embargo, las críticas se centraron en su forma de vestir o en la forma en que expresaban sus sentimientos. Llama la atención que este tipo de críticas no se hicieron hacia sus colegas varones quienes, demostrando sus pocas habilidades interpersonales, terminan las reuniones con golpes de manera regular.
Alrededor del mundo, sigue existiendo un paradigma como que las mujeres "no tienen habilidades para la política" y sin bien esta creencia arraigada debe cambiarse en toda la sociedad, debemos recordar que el papel de los periodistas y de los medios de comunicación es muy importante para romper con los discursos y estigmas que, en vez de empoderar, destruyen los liderazgos de las mujeres, su autoestima, sus carreras y, en general, hacen más difícil el largo camino que recorrieron para llegar hasta donde están.
Por eso, que nuestras letras y nuestras voces sirvan para empoderar a las mujeres árabes, a las musulmanas, las latinas, las negras, las trans, las madres, las trabajadoras, las que marchan, las que cuidan: a todas las mujeres del mundo. Que ninguna identidad, etnia, religión o condición sea oxímoron de feminismo.
Jeziret Gallardo
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