Estamos a dos semanas que concluya este 2022, año de la estabilidad sanitaria con el control mundial de la pandemia del covid, pero el aumento de la violencia en Ucrania por parte de Rusia y los primeros brotes de la crisis económica internacional –que se espera una recesión mucho mayor para el próximo año–; que países europeos ya lo comienzan a resentir en estos crudos inviernos por la limitación en el gas y la electricidad que abastece Putin.
Una de las tendencias humanas es pensar en el porvenir como una promesa de cambio y bienestar, pero en esta ocasión el informe que ha presentado Ipsos|The Global Advisor Predictions 2023 a nivel global, las sociedades nos mostramos desencantadas como ocurre con la mitad de la población española que visualiza un escenario peor que el 2022 y razones tienen para ese pesimismo: el aumento en las tarifas de los servicios básicos de electricidad y gas.
Algunos analistas y tomadores de decisiones en materia de mercados y economías globales tratan de mitigar los efectos de la crisis pospandemia asegurando que hay condiciones para una estabilidad y crecimiento en el poder adquisitivo, pero los más realistas afirman que la viene una inflación mundial que China comienza a vislumbrar, nación que cierra este año con una tasa de crecimiento de sólo el 5% cuando proyectó al inicio del 2022 el 10% y una caída de más del 170% en la industria de la construcción e inmobiliaria.
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Otro de los temas que resultan desalentadores para los encuestados en este informe Ipsos es la guerra entre Rusia y Ucrania, ya que poco menos del 40% considera que el 2023 sea el fin del conflicto y hay quienes temen un endurecimiento por parte de Rusia en su estrategia militar al grado de un ataque nuclear, así lo expresan más del 50% de la encuesta proyectiva. Sumando otros dos aspectos de preocupación a este conflicto, el problema de pérdida de patrimonio cultural de la región ucraniana y el climático que de seguir con su carrera bélica Rusia o sus ensayos en China el planeta resiente los efectos armamentistas en su medio ambiente.
Por su parte, en nuestro país el Banco de México cierra este año con un reporte inflacionario con un aumento del doble de la tasa de interés del que se previa al inicio del 2022, que pasó del 5% al 10.5% y prevé un aumento para el mes de febrero del 2023 con la necesidad de hacer los ajustes necesarios a la tasa de referencia internacional. Y Considera que la inflación se ubique en un 7.8% para finalizar el siguiente año. A pesar de que el salario mínimo en los últimos cuatro años ha mostrado un aumento considerable, la canasta básica sufre los efectos inflacionarios y la crisis del narcotráfico con la escasez, encarecimiento y abandono del campo mexicano a la siembra de productos de consumo esencial por la amenazada de los narcoproductores a los campesinos, tendencia que, de seguir sin un freno a la expansión de los cárteles en el país, seguirá en aumento encareciendo más productos de la canasta básica.