Durante 2022 los efectos del Cambio Climático en todo el planeta se acentuaron: ocurrieron fenómenos meteorológicos extremos que provocaron grandes inundaciones en Australia, Brasil, China, Europa occidental, Malasia, Pakistán, Sudáfrica y Sudán del Sur, que causaron miles de muertes y desplazaron a millones de personas de sus hogares y comunidades destruidas.
Mientras tanto, en Argelia, Canadá, Estados Unidos, España, Grecia, Italia y Turquía hubo incendios forestales que ocasionaron pérdidas millonarias en miles de comunidades y la destrucción de importantes zonas boscosas de enorme valor ambiental. Y al mismo tiempo se registraron algunas de las temperaturas más altas registradas históricamente en muchos países, como Alemania, Australia, Canadá, España, India, Italia, Omán, Pakistán, Reino Unido y Turquía, que provocaron la muerte de más personas por olas de calor en un solo año, que en 10 años previos.
A esto se suma la crisis energética mundial ocasionada por la invasión rusa de Ucrania que ha disparados los costos de la energía en Europa y en gran parte del mundo, que ha generado el aumento a los subsidios energéticos y ha puesto de manifiesto la gran dependencia mundial de los combustibles fósiles, aún hoy en día.
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Es común decir que el clima “está loco” cuando en realidad el ser humano lo ha “enloquecido”, en el sentido de que lo ha trastornado y dañado todos sus ecosistemas por el calentamiento global, pero no todos tienen el mismo nivel de responsabilidad que recae principalmente en quienes viven y toman decisiones en las naciones de más altos ingresos.
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Este es parte del dramático contexto que rodea la en la 27ª Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas (COP27) que inició ayer en Sharm El-Sheikh, Egipto, orientada fundamentalmente a reforzar el cumplimiento de los Acuerdos de París, asumidos en 2015 durante la COP21.
Algunos puntos de la agenda
Gran parte de la agenda de la COP27 durante los próximos 11 días, estará orientada a revisar los Acuerdos de París, entre ellos el relacionado con el financiamiento a los países en desarrollo para mitigar el cambio climático, fortalecer su resiliencia y mejorar las capacidades para adaptarse a los impactos climáticos.
Han pasado siete años de dichos acuerdos y 30 años de la primera Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, llevada a cabo en 1992 y a la cual se adhirió México, pero pareciera que nada ha cambiado. En la capital francesa todos los países miembros (194) se comprometieron a reducir sustancialmente las emisiones globales de gases de efecto invernadero para limitar el aumento de la temperatura global en este siglo a 2 grados centígrados.
Se estableció que cada cinco años se revisarán los acuerdos y que cada año todos los países tienen que publicar su plan de acción climática nacional actualizado, llamado Contribución Determinada a Nivel Nacional. Si bien las instalaciones y la producción de energía renovable continúan aumentando a nivel mundial, solo el 8.2% del total es energía limpia; únicamente 26 países como Australia, Estados Unidos y algunos de Europa han reforzado sus compromisos de reducir la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI) este año.
Al mismo tiempo, la demanda total de energía ha aumentado 59%, la mayor parte de estos nuevos requerimientos energéticos son producidos con combustibles fósiles, lo que, lejos de disminuir ha incrementado las emisiones de GEI, hasta alcanzar su máximo histórico en 2021.
Las y los científicos que integran el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático han señalado que la emisión de gases continúa aumentando y calculan que se podría llegar a 2.7º C para finales de este siglo, superando con mucho los límites establecidos. Tan solo un ejemplo que ilustra el “avance”: para 2030 las emisiones estarán entre un 7% y 13% por encima de los niveles de 2010.
Sistema compensatorio
La mayoría de los países de bajos y medianos ingresos han propugnado por el hecho de que los países industrializados tienen una mayor responsabilidad por el calentamiento y que, por los efectos catastróficos que padecen como las sequías, inundaciones e incendios, deben recibir una compensación por los daños. Durante esta COP muchos países buscarán llegar a un acuerdo para crear un mecanismo de pérdidas y daños mediante el cual los países ricos ayuden a los más pobres a pagar los impactos del calentamiento global. Sin embargo, los países ricos, principalmente Estados Unidos y China, los principales productores de GEI, se oponen a dicho acuerdo.
Esta agenda está ganando adeptos entre los países de bajos ingresos y es posible que se cree un nuevo mecanismo en la cumbre para brindar ayuda financiera cuando ocurran desastres específicos relacionados con el cambio climático. Otro de los aspectos a discutir es el ampliar el financiamiento de las medidas de adaptación climática en países de bajos ingresos y el establecimiento de medidas de control de dichas inversiones con el objetivo de garantizar el uso de estos recursos.
Asimismo, se espera que la mayor parte de los países miembros presenten sus nuevos compromisos climáticos más estrictos –hasta ahora solo lo han hecho 26 (entre los que no está México) de 194– y se espera formalizar el proceso de evaluación llamado "inventario global" que como lo establece el Acuerdo de París, se debe revisar cada cinco años. El mismo Simon Stiell, Secretario Ejecutivo de ONU sobre Cambio Climático, dijo ayer durante la inauguración de la COP27, que se establecerán los mecanismos
para implementar las negociaciones y los acuerdos en acciones concretas. "La COP27 establece una nueva dirección para una nueva era de aplicación para impulsar un mayor progreso climático, y la responsabilidad de ese progreso", dijo
el funcionario.
Lo sabremos dentro de 11 días. Como ya lo han alertado los científicos, el cambio climático está afectando al planeta más rápido de lo que se estimaba originalmente, y de forma irreversible, por ello, las medidas de adaptación y mitigación son cruciales. Se espera que los países desarrollen nuevos planes de mitigación considerando esta nueva realidad y la aplicación de los acuerdos de París en acciones concretas, medibles y verificables, que se podrían centrar en cumplir los objetivos en áreas específicas como la producción de energía, el transporte y la agricultura.
A pesar de que han pasado 30 años de estas conferencias aún no se han establecido medidas estrictas para la eliminación de los combustibles fósiles, quizá este sea uno de los temas para analizar en la Cumbre de Líderes Mundiales de la COP27 con la presencia de más de 100 Jefes de Estado o de Gobierno, entre los cuales no estará el de México, sino un representante, poniendo de manifiesto su nivel de interés por este tema crucial para todo el planeta.
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