El 19 de septiembre se ha vuelto una fecha muy particular y todos sabemos por qué. En 37 años hemos vivido tres terremotos que han ocurrido un 19 de septiembre. Primero en 1985, después en 2017 y finalmente este año.
A pesar de que sabemos que estas coincidencias son poco probables pero no imposibles, las intrigas y supersticiones se han desatado al grado de considerar que el 19 de septiembre atrae este tipo de fenómenos naturales. No es difícil pensar, entonces, que en unos años o incluso en unos meses esta fecha esté asociada a la mala suerte. Algo así como otro viernes 13.
De hecho, es posible que el viernes 13 haya conseguido su reputación de infortunio gracias a un acontecimiento similar. Se tienen registros de varios desastres naturales que acaecieron en esta fecha. Sin embargo, también se piensa que la mala suerte de esta fecha se originó a inicios del siglo XIV.
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En Europa, el poder económico era ostentado por la Orden de los Caballeros Templarios. Esto, claro, no le encantaba a Felipe “El hermoso” y, como buen déspota, dispuso las cosas a su gusto. El viernes 13 de octubre de 1307, Felipe IV de Francia arrestó a varios líderes de la Orden y logró que confesaran crímenes morales y religiosos como escupir en la cruz, practicar la sodomía o adorar a Satán por medio de gatos. Por supuesto, toda confesión se daba después de sesiones de tortura.
Asimismo, el número trece se asocia a la mala suerte, pues trece personas eran las que estaban reunidas en la Última Cena, y el último de ellos, el decimotercero, era ni más ni menos que el traidor: Judas Iscariote.
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En fin, ¿coincidencias de la vida, malas jugadas del destino o fuerzas superiores de la suerte?