OPINIÓN HÉCTOR ZAGAL

19 de septiembre: ¿el nuevo viernes 13?

Esta fecha tiene su peculiaridad y todos en México por qué, y, además de todo, puede que lo relacionemos con un nuevo día de mal augurio.

Como el 19 de septiembre, el viernes 13 consiguió su mala reputación gracias a eventos similares a los de la fecha de eventos sísmicos.
Como el 19 de septiembre, el viernes 13 consiguió su mala reputación gracias a eventos similares a los de la fecha de eventos sísmicos. Créditos: Pixabay
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El 19 de septiembre se ha vuelto una fecha muy particular y todos sabemos por qué. En 37 años hemos vivido tres terremotos que han ocurrido un 19 de septiembre. Primero en 1985, después en 2017 y finalmente este año.

A pesar de que sabemos que estas coincidencias son poco probables pero no imposibles, las intrigas y supersticiones se han desatado al grado de considerar que el 19 de septiembre atrae este tipo de fenómenos naturales. No es difícil pensar, entonces, que en unos años o incluso en unos meses esta fecha esté asociada a la mala suerte. Algo así como otro viernes 13.

De hecho, es posible que el viernes 13 haya conseguido su reputación de infortunio gracias a un acontecimiento similar. Se tienen registros de varios desastres naturales que acaecieron en esta fecha. Sin embargo, también se piensa que la mala suerte de esta fecha se originó a inicios del siglo XIV.

En Europa, el poder económico era ostentado por la Orden de los Caballeros Templarios. Esto, claro, no le encantaba a Felipe “El hermoso” y, como buen déspota, dispuso las cosas a su gusto. El viernes 13 de octubre de 1307, Felipe IV de Francia arrestó a varios líderes de la Orden y logró que confesaran crímenes morales y religiosos como escupir en la cruz, practicar la sodomía o adorar a Satán por medio de gatos. Por supuesto, toda confesión se daba después de sesiones de tortura.

Asimismo, el número trece se asocia a la mala suerte, pues trece personas eran las que estaban reunidas en la Última Cena, y el último de ellos, el decimotercero, era ni más ni menos que el traidor: Judas Iscariote.

En fin, ¿coincidencias de la vida, malas jugadas del destino o fuerzas superiores de la suerte?