La variante ómicron (B.1.1.529) del SARS-CoV-2, identificada por primera vez en Sudáfrica y que se ha extendido en 90 países, en muchos de los cuales es ya la variante dominante, puede eludir en gran medida la protección de todas las vacunas anticovid existentes hasta ahora e inutiliza las terapias con anticuerpos monoclonales empleados en todo el mundo contra el coronavirus, señalan cinco investigaciones publicadas esta semana en la revista científica Nature, la de mayor impacto en el mundo.
Los estudios independientes llevados a cabo por cinco grupos distintos de investigadores también reportan que Ómicron puede burlar la inmunidad de personas que ya han sido infectadas por el virus, e incluso de aquellas personas que han padecido COVID-19 y han sido vacunadas, es decir, que tienen inmunidad híbrida.
Las investigaciones iniciaron luego de darse a conocer la existencia e identificación de la nueva variante el pasado 26 de noviembre, e inmediatamente los investigadores obtuvieron la secuencia del genoma de Ómicron de muestras del virus vivos de personas infectadas con la nueva variante en Sudáfrica.
Se basan en un número relativamente pequeño de muestras de suero de individuos vacunados o previamente infectados, sin embargo, los resultados son consistentes en todos los casos y muy probablemente con muestras mayores se obtendrán resultados similares.
En el artículo titulado "La variante ómicron del SARS-CoV-2 escapa considerablemente a la neutralización por anticuerpos", llevado a cabo por un equipo de 32 científicos de Bélgica y Francia, encabezado por Oliver Schwartz, del Instituto Pasteur de la Universidad de París, señala que Ómicron elude la protección de las vacunas anticovid de las empresas Pfizer-BioNTech llamada BNT162b2 y AstraZeneca (AZD1222).
Los investigadores llevaron a cabo pruebas en 115 muestras de suero de 80 individuos que habían recibido una vacuna anticovid y que no habían sufrido infección previa por el SARS-CoV-2, para evaluar la sensibilidad de los anticuerpos generados por la vacuna y no detectaron protección en individuos que habían recibido ambas vacunas cinco meses después de recibir la segunda dosis.
Otras muestras de sangre infectada que analizaron procedían de 20 individuos que recibieron una tercera dosis de Pfizer-BioNTech, y los investigadores observaron una disminución de 6 veces la protección contra ómicron respecto a la variante Delta.
Por su parte, la investigación titulada "Sorprendente evasión de anticuerpos manifestada por la variante ómicron del SARS-CoV-2", llevada a cabo por 23 científicos de China y Estados Unidos, dirigidos por David Ho, de la Universidad de Columbia, señalan que la actividad neutralizadora de las cuatro vacunas contra la COVID-19 utilizadas en Estados Unidos (Pfizer-BioNTech, Moderna, Johnson&Johnson y AstraZeneca) mostraron un descenso significativo de su eficacia contra el Ómicron.
Al analizar las muestras de 54 personas que habían recibido las dosis completas de sus respectivas vacunas, incluidas 15 que habían recibido refuerzos de Pfizer-BioNTech y Moderna, en todos los tipos de vacunas, incluso en dos participantes que también habían sido previamente infectados con SARS-CoV-2, se registró una disminución significativa en la neutralización de sus anticuerpos.
La investigación llevada a cabo por un equipo de 33 científicos de Alemania, Australia, EE.UU., Reino Unido y Sudáfrica, liderados por Alex Signal, del Instituto Max Planck y del Instituto de Investigación en Salud de África, titulada "Ómicron escapa ampliamente, pero de forma incompleta a la neutralización de Pfizer-BNT162b2", descubrió que Ómicron escapa a la neutralización de anticuerpos que genera la vacuna anticovid de Pfizer-BioNTech, la primera que se desarrolló para combatir la pandemia.
También observó que la nueva variante sigue utilizando el receptor de las células humanas llamado Enzima Convertidora de Angiotensina (ACE2), que es como una cerradura microscópica por donde entra e invade el coronavirus utilizando su proteína espiga o de pico (S). Es decir, sigue utilizando el mismo mecanismo de fusión e infección que utilizan las otras variantes del SARS-CoV-2.
De acuerdo con los resultados, se produjo una reducción de 22 veces en la neutralización ante Ómicron en comparación con una cepa ancestral del virus y también elude el sistema inmunitario en aquellas personas que cuentan con anticuerpos por haber padecido la enfermedad.
Davide Corti, de la empresa Suiza Humabs BioMed, y sus 57 colaboradores de Argentina, Australia, EE.UU., Italia, Japón, Pakistán y Suiza también analizaron la actividad de los anticuerpos generados por las vacunas de Johnson&Johnson, Sputnik V y Sinopharm, y descubrieron que los pacientes inmunizados con ellas tenían poca o nula actividad neutralizante contra Ómicron.
En tanto, aquellas que fueron vacunadas con Moderna, Pfizer-BioNTech y AstraZeneca, mostraron una actividad de neutralización contra ómicron 33, 44 y 36 veces menor, respectivamente, en relación con el virus original de Wuhan.
Ineficacia de anticuerpos monoclonales
Como parte de las terapias clínicas desarrolladas para la atención de pacientes de COVID-19 se encuentran los medicamentos con anticuerpos monoclonales que son clones de los anticuerpos naturales producidos por las personas que han padecido la enfermedad.
Estos tratamientos producidos por diversas empresas biotecnológicas y farmacéuticas son efectivos solo al inicio de la enfermedad y en personas inmunosuprimidas que no pueden producir sus propios anticuerpos, impiden el agravamiento de la enfermedad por el coronavirus, pero son de muy alto costo.
A la fecha ya han sido aprobados varios de estos tratamientos por la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y por el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades.
Sin embargo, de acuerdo con los resultados de las cinco investigaciones publicadas en Nature, los tratamientos monoclonales pierden su efectividad contra Ómicron. Por ejemplo, la investigación del equipo de 32 científicos encabezados por Oliver Schwartz, encontró que la nueva variante fue total o parcialmente resistente a la neutralización de anticuerpos monoclonales que se usan en tratamientos clínicos en pacientes con COVID-19.
Cinco de ellos (bamlanivimab, etesevimab, casirivimab, imdevimab y regdanvimab) fueron inactivos contra ómicron y dos anticuerpos (cilgavimab y andintrevimab) mostraron una actividad aproximadamente 20 veces menor en relación con la protección contra la variante Delta.
Este mismo escape a los anticuerpos monoclonales fue encontrado por el equipo de 23 científicos dirigidos por David Ho, que analizó los efectos de 19 anticuerpos monoclonales como REGN10987 (imdevimab), REGN10933 (casirivimab), COV2-2196 (tixagevimab) COV2-2130 (cilgavimab), LY-CoV555 (bamlanivimab), CB6 (etesevimab), Brii-196 (amubarvimab), Brii-198 (romlusevimab) y S309 (sotrovimab) usados en tratamientos clínicos.
Los científicos encontraron que 17 de los 19 anticuerpos probados perdían total o parcialmente su capacidad neutralizadora contra la proteína espiga mutada de ómicron. Solo romlusevimab y sotrovimab conservaron su actividad protectora.
Evasión y nuevas mutaciones
Por otro lado, uno de los proyectos encontró que Ómicron puede eludir los anticuerpos humanos producidos de manera natural cuando el organismo humano combate la infección por COVID-19.
"Ómicron escapa a la mayoría de los anticuerpos neutralizantes del SARS-CoV-2 existentes" se titula la investigación llevada a cabo por 30 investigadores chinos liderados por Xiaoliang Sunney, de la Universidad de Pekín, en la que descubrieron que de los 247 anticuerpos neutralizantes humanos que analizaron Ómicron era capaz de evadir a más del 85% de ellos.
Los científicos estudiaron las muestras de 247 voluntarios enfermos y determinaron que estos anticuerpos pueden agruparse en seis grupos (de la A a la F) sobre la base de sus epítopos, es decir, el sitio de unión del anticuerpo, y que las mutaciones que tiene ómicron en el sitio donde se une su proteína espiga a la célula, llamada RBD, perjudica la eficacia de los anticuerpos.
Los investigadores identificaron 15 mutaciones en el sitio de unión RBD de la proteína espiga, que le ayudan a evadir la neutralización de los anticuerpos tanto de personas que ya han padecido la enfermedad como de quienes han recibido las vacunas.
La nueva variante ha suscitado preocupación entre científicos y gobiernos de todo el mundo debido a su gran número de mutaciones: hasta ahora se han identificado más de 50 mutaciones y mas de 30 de ellas en la proteína S, pero hay otras 20 modificaciones en otras partes, como la nucleocápside que rodea el material genético, el ARN del virus, una región que es identificada por algunas de las células del sistema inmunitario humano.
Tanto los cambios en la proteína S como en la nucleocápside ayudan al virus a evadir el sistema de defensa del organismo humano. En Ómicron se encuentra la mutación R346K, identificada previamente como una mutación de escape.
Además, el equipo de David Ho encontró otras cuatro mutaciones que se suman a las 30 que ya habían sido identificadas previamente. Se llaman S371L, N440K, G446S y Q493R, y la dotan de una mayor resistencia contra los anticuerpos.
Estos cambios en el RBD de Ómicron también le ayudan a unirse al receptor celular humano llamado ACE2, con mayor afinidad, alrededor de 2.4 veces más fuerte que la variante original del SARS-CoV-2.