Este domingo 19 de septiembre se realizó un simulacro de sismo a las 11:30 horas. El simulacro recuerda el terremoto del 19 de septiembre de 1985 y el de 2017 en la Ciudad de México. Por un lado sirve como una manera de recordar las terribles pérdidas, humanas y materiales, de ambos eventos, pero también como un llamado a estar atentos a las medidas de seguridad que deben tomarse si se presenta un sismo. A estas medidas deben sumársele aquellas para prevenir el contagio de coronavirus, por lo que en nuestra mochila de emergencia debemos llevar también cubrebocas y gel antibacterial.
Los simulacros de sismo empezaron a realizarse desde el 2004 para fortalecer la respuesta de protección civil de la Ciudad de México y de la población. Sin embargo, estos no son los primeros simulacros que se realizan en la capital del país. ¿Han escuchado de las "prácticas de oscurecimiento"? Vayamos a 1942, año en que México entró a la Segunda Guerra Mundial contra las potencias del Eje. La noche del 13 de mayo de 1942, el barco Potrero del Llano, al servicio de Petróleos Mexicanos, fue torpedeado por el submarino alemán U-564 mientras navegaba cerca de las costas de Florida. El 20 de mayo, otro buque mexicano, el Faja de oro, fue hundido por la fuerza alemana. El entonces presidente Manuel Ávila Camacho declaró guerra a las potencias del Eje después de que éstas no respondieran los reclamos por los daños causados a los buques.
México participó apoyando a los Aliados suministrando combustible, petróleo, fuerzas militares y mano de obra a Estados Unidos. Cerca de 300 jóvenes mexicanos formaron parte del Escuadrón 201, que colaboró en la liberación de Filipinas de la ocupación japonesa. Por otro lado, la migración de México hacia Estados Unidos aumentó gracias al Programa Bracero, un acuerdo diplomático de trabajo legal y temporal de mexicanos durante los años 1942 y 1964. Pero esta es otra historia; volvamos a lo que pasaba en la Ciudad de México.
Aunque la guerra estaba concentrada en Europa, Asia y algunas partes de África, el recuerdo del ataque a Pearl Harbor un año antes (7 de diciembre de 1941), inspiraba la posibilidad de un ataque aéreo a la Ciudad de México. Esperando el peor escenario, en la ciudad se realizaron simulacros de ataque aéreo conocidos como prácticas de oscurecimiento. El simulacro iniciaba con una señal de alarma continúa en la que participaban las sirenas de los bomberos, las iglesias repicaban sus campanas y las fábricas, sus silbatos. Esta alarma indicaba que debían apagarse todas las luces de la ciudad: viviendas, anuncios, escaparates, alumbrado público, vehículos. La instrucción era quedarse en casa y no salir a las azoteas. Si el simulacro te agarraba en la calle, tenías que correr a buscar refugio.
Estos simulacros se realizaron tres veces. El primero fue el 9 de septiembre de 1942. El segundo tuvo lugar en octubre del mismo año. Durante este segundo simulacro se hizo una prueba de bombardeo aéreo y defensa. La alarma inició minutos antes de las 7 de la noche. Después de que la Ciudad de México estuviera totalmente oscurecida, tres aviones corsario despegaron del campo militar y surcaron el cielo de la ciudad. Abajo, tres potentes reflectores se dedicaron a buscarlas. Después de 15 minutos de vuelo, por fin un reflector logra detectar un avión. Entonces iniciaron los disparos de las baterías antiaéreas. ¡Imagínense eso! Muchos habitantes no resistieron la tentación de salir a admirar el impresionante espectáculo aéreo. El tercer y último simulacro de oscurecimiento ocurrió el lunes 31 de mayo de 1943.
Un recuerdo de estos simulacros quedó plasmado en una popular canción que dice algo así como "Si el peligro estaba arriba, acá abajo la cosa estaba peor". Y ya sin abrigo ni sombrero, dentro de un zaguán\u2026Bueno, ¡qué cosas sucedían en estos apagones! Eso nos lo contaron Manuel Esperón y Ernesto Cortázar, compositores de la época de oro del cine mexicano, en la famosísima y polémica canción de "El Apagón", interpretada entonces por Gloria Marín y por Toña la Negra.
¿Conocían esta historia?
Sapere aude! ¡Atrévete a saber!