¿Han tenido mal de amores? Probablemente todos hemos pasado por una experiencia así. El mal de amores no es una cuestión moderna ni está condicionada por una cultura en específico. Quizás ahora hablamos más de estos síntomas por la diversidad de espacios, como los blogs y redes sociales, donde podemos expresarnos. No es necesario ser un poeta laureado ni un cantautor para compartir con el mundo el dolor amar y no ser amado de vuelta, de un amor prohibido o de la pérdida del ser amado.
La experiencia es universal y subjetiva. Si bien cada corazón roto canta de manera distinta, también hay síntomas que irremediablemente revelan el dolor del amor. Ya saben, insomnio, inapetencia, cambios drásticos de humor, palidez, fatiga, pulso inestable, por mencionar algunos síntomas. Que el mal de amores tenga un impacto físico no debe ser tomado a la ligera. Realmente podemos enfermarnos si tenemos el corazón roto. Dejar de comer o comer en exceso, paliar el dolor con sustancias tóxicas, no dormir, descuidar nuestra higiene, dejar de interactuar con el mundo, son señales de una tragedia. En casos graves, el mal de amores puede ser mortal. Por esta razón el amor y desamor no es propiedad exclusiva de artistas, sino también de médicos.
Pablo Egineta (ca. 625-690), famoso médico bizantino por su enciclopedia médica en siete volúmenes, describió los efectos patológicos del mal de amores: "los ojos se ven huecos y no derraman lágrimas [\u2026] cuando evocan el recuerdo del objeto de su amor [\u2026] el pulso sobrelleva un cambio que refleja el desorden del alma." El pulso como signo de vida, de salud y de enfermedad, ya había sido relacionado con el mal de amores unos cuantos siglos antes que los escritos de Pablo Egineta. ¿Conocen la historia de Antíoco, Seleuco I y Estratónice? Les cuento.
Seleuco I, rey de Siria entre el 312 y 280 a.C., contrajo nupcias con una mujer mucho más joven que él después de haber consolidado su poder en Asia Central. Esta mujer, de nombre Estratónice, era una mujer de una belleza deslumbrante. Después del casamiento, Estratónice conoció al hijo de Seleuco, el joven Antíoco. Porque, claro, ella no era la primera en robar el corazón de Seleuco. Para la mala fortuna de Antíoco, su madrastra no era una mujer vieja ni despreciable. Fue un amor a primera vista y propio de una tragedia griega. ¡Enamorado de su madrastra! Bajarle la novia a un desconocido es una cosa, pero a tu propio padre\u2026 El pobre Antíoco intentó reprimir su ardiente deseo, pero la tensión de sus emociones pronto comenzó a deteriorar su salud. Tal fue se decaimiento que Antíoco era incapaz de abandonar sus aposentos. Todos en la corte temieron que se encontrara cercano a la muerte, pero desconocían el secreto mal que contaminaba al joven príncipe. Por ello decidieron llamar a una eminencia médica: Erasístrato (ca. 330-255 a.C.) Erasístrato, médico y anatomista griego, es recordado como "el padre del pulso" por haber diagnosticado el mal de Antíoco con un sencillo método: tomar su pulso. Como buen hombre de ciencia, Erasístrato observaba cualquier variación en el pulso y buscaba su causa. ¿Qué aceleraba el pulso del joven Antíoco? Varias mujeres entraban a la habitación de Antíoco sin provocar nada en él. Pero la presencia de Estratónice no sólo aceleraba su pulso, sino que le provocaba sudores excesivos, falta de voz y de aire, y un rostro enrojecido. Bastó tomar el pulso de Antíoco para conocer los secretos más profundos de su corazón: el príncipe estaba enamorado de la esposa de su padre.
Además de gran médico, Erasístrato debió haber sido un gran político, pues convenció a Seleuco de terminar su relación con su esposa. La joven, entonces, le correspondió a Antíoco. Y al parecer, los novios vivieron felices para siempre, gracias al rey Seleuco, que supo hacerse a un lado. ¡Esos son buenos dramas!
No sólo la mirada delata al amante, también su pulso.
Sapere aude! ¡Atrévete a saber! @hzagal
(el autor es conductor del programa "El Banquete del Dr. Zagal" y profesor de Filosofía en la Universidad Panamericana).