"Sí, en el toreo está presente la muerte, pero como aliada, como cómplice de la vida: la muerte hace de comparsa para que la vida se afirme".
Fernando Savater
Tan acostumbrados a desafiar y festejar la muerte, ésta se ha convertido en un tema que transita entre el dolor, la frustración y el poder. La soberbia, la impunidad, la ineptitud, la negligencia, la demagogia y la indolencia gubernamental han convertido a México en panteón.
Los difuntos se cuentan por miles y las causas se diversifican sin que nadie asuma la responsabilidad de las vidas perdidas. Es el caso de la incompetencia en la pésima estrategia para enfrentar la pandemia por Covid-19 que encabeza el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell y justifica así: "las personas que fallecieron, fallecieron".
No hay el menor asomo de pudor, de verg\u00fcenza; protegido por el poder presidencial, López Gatell suma muertos todos los días. Es el principal responsable de que se registren más de 600 mil vidas pérdidas por Covid-19 en la estadística oficial.
De acuerdo con el reporte de la Secretaría de Salud, de septiembre pasado, la Ciudad de México es la entidad con mayor exceso de mortalidad, pues alcanzó el 75.9% más de los fallecimientos esperados en un periodo normal. Le sigue el Estado de México con 69.3%.
México ocupa el cuarto lugar a nivel mundial con una tasa de 4 mil 723 defunciones fuera del rango esperado por cada millón de habitantes, una cifra mayor a la observada en otras naciones como Estados Unidos, India o Brasil, y que revela la fragilidad del sistema de salud en el país.
¿Aún seguirá pensando el presidente Andrés Manuel López Obrador que "la pandemia nos cayó como anillo al dedo"? Son más de 600 mil hogares de luto, hombres mujeres, niños víctimas del virus y de la demagogia alentada cada martes en Palacio Nacional.
Los estragos del coronavirus han afectado el núcleo familiar, la base de la sociedad. Un análisis del Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República, titulado "La orfandad ocasionada por la pandemia", revela que México es el tercer país a escala global con el mayor número de huérfanos como consecuencia de las muertes por Covid-19.
Se calcula que, hasta el 22 de septiembre de 2021, 244,500 niñas, niños y adolescentes habían perdido a sus padres, abuelos o personas que tenían su custodia. La orfandad en México se encuentra sólo por debajo de India, con 387,900 casos, y de Brasil, con 273,300 casos.
El rigor científico de López-Gatell raya en lo absurdo. Sus criterios políticos en el manejo de la estrategia para enfrentar la pandemia le han ganado el mote del "Doctor muerte". Nada ha hecho por sus colegas que están en la primera línea de atención. Un reporte de Amnistía Internacional confirmó que al menos 1,320 trabajadores de salud han fallecido en México, la cifra más alta conocida para un solo país.
Otro doloroso botón de muestra del México entre la muerte y el poder son los menores fallecidos por cáncer víctimas del desabasto de medicamentos oncológicos tras casi tres años de escasez en diferentes instituciones públicas del país.
Los recortes al gasto para el tratamiento y medicinas contra el cáncer cobraron ya mil 602 vidas, tan sólo de diciembre a la fecha, de acuerdo con el último reporte de la Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer (AMANC).
Recordemos que esta amenaza de muerte para los enfermos de cáncer se gestó desde que el gobierno de la #4Transformación decidió desaparecer el Seguro Popular, argumentando corrupción, sin contar antes con otra institución que sustituyera la atención que se les daba a los pacientes.
Pareciera que "la muerte tiene permiso" en México. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) confirmó que durante el 2020 se registraron un millón 86 mil 743 fallecimientos, de los cuales dos de cada 10 (258 mil 294) fueron causadas por Covid-19, influenza y neumonía.
En el informe "Características de las defunciones registradas en México", del Inegi, se precisa que, durante 2020, 92.4% de las defunciones se debieron a enfermedades y problemas relacionados con la salud. Mientras que el 7.6% restante -un total de 82,660 casos- se debieron a accidentes, homicidios, suicidios y otros eventos.
Algunos analistas advierten que la pobreza extrema, las fallas de un sistema de salud ineficiente, la inseguridad y la violencia hacen que en México se pueda afirmar que 2020 fue el año de la muerte.
Un terrible presagio para un pueblo que hizo de ésta un emblema nacional, como la Catrina, que se la come en calaveritas de azúcar; en panes de muerto y que la reta "si me han de matar mañana, que me maten de una vez".
Vericuentos
2024, ¿Un presidente del norte?
Contra todos los pronósticos, Ricardo Monreal, presidente de la Jucopo en el Senado, propone que se organicen elecciones primarias en Morena para definir la candidatura presidencial a fin de que no se registren rupturas ni casos de exclusión al interior de movimiento. El zacatecano asegura que ya le toca al norte del país, tener un presidente que haya surgido de la región. ¿Será que apoyen su propuesta, las "corcholatas" de Palacio Nacional: Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard? ¡Órale!