La semana pasada en el artículo "árabe o musulmán" mencioné a la República de Saharaui como uno de los países que integran al mundo árabe e islámico. En este artículo te cuento del único país árabe donde se habla español, de su lucha contra Marruecos por la independencia y los nexos entre el nuevo estallido de la guerra en el Sáhara Occidental y el conflicto palestino-israelí.
La República Árabe Saharaui Democrática (RASD) es un país africano ubicado en la parte occidental del desierto más grande del mundo: el Sahara. Limita al sur con Mauritania, al este con Argelia, al oeste con el océano Atlántico y al norte con Marruecos, quien ocupa ilegalmente parte del territorio saharaui desde hace décadas. Además, el 13 de noviembre del 2021, se cumplió un año desde que Marruecos incumplió el tratado de alto al fuego de 1991 y lanzó una nueva ofensiva contra el Sáhara Occidental.
En la RASD se habla hassanía, es decir, una variante del árabe, sin embargo, como resultado del colonialismo español también se habla castellano, por lo que la RASD guarda una relación muy particular con los países de América Latina. De hecho, en México cuenta con una embajada desde 1988 y con asociaciones solidarias como la Asociación Mexicana de Amistad con la República Árabe Saharaui (AMARAS) y la Asociación de Amigos por un Sáhara Libre quienes comparten noticias de primera mano y promueven actividades de difusión de la cultura saharaui en nuestro país.
La gente de la RASD ha vivido tiempos turbulentos por largo tiempo ya que, aunque España abandonó el Sahara Occidental a mediados de la década de los 70\u2019s, una nueva lucha por conseguir la independencia comenzó pues tras la retirada española, Marruecos invadió y ocupó el territorio propiciando una guerra armada que ha dejado a decenas de miles de muertos y a cientos de miles de desplazados y refugiados.
Fue hasta 1991 que se pactó un alto al fuego con la ayuda de la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (MINURSO), sin embargo, este pacto fue violado por Marruecos el 13 de noviembre de 2020 desencadenando una nueva oleada de violencia en la que se han registrado más de 350 enfrentamientos armados y una pobre respuesta del Consejo de Seguridad de la ONU.
Esta nueva guerra no es casualidad, coincide con la jugada estratégica que EE.UU. busca implantar en la región desde 2020 con los Acuerdos de Abraham, con los que se busca que los países árabes normalicen relaciones con otro Estado de larga tradición colonial: Israel, y así impulsar proyectos multi millonarios en la región.
Los firmantes de los Acuerdos de Abraham por una parte quebraron el consenso árabe de no tener lazos con Israel hasta conseguir la creación de un Estado palestino y por otra, desataron una nueva guerra armada en la RASD, pues para lograr que Marruecos accediera a firmar estos Acuerdos, el exmandatario estadounidense, Donald Trump, le ofreció a este país reconocer su soberanía sobre el Sáhara Occidental lo que dio rienda suelta a elevar el nivel de tensión entre estos dos países y a que Marruecos violara el alto al fuego.
Aunque el nuevo presidente estadounidense, Joe Biden, se inclina por una solución multilateral al conflicto colonial entre Marruecos y el Sáhara Occidental, no hay claridad sobre si se respeta o se revoca la decisión de Donald Trump, a quien algunos llamaron en su momento "el presidente de la paz", sin embargo, la realidad que se vive en los países del Medio Oriente y el Norte de África es otra: en la región la violencia, la inestabilidad y la colonización avanzan bajo el cobijo de algunas potencias occidentales y el silencio de la comunidad internacional.
Today in get the settler/colonial godparent par excellence to broker some settler/colonial backscratching:#WesternSahara pic.twitter.com/i4WPc4fxKL
— Lina Benabdallah (@LBenabdallah) December 10, 2020
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Jeziret Gallardo
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