Colapso ambiental y la COP26

De acuerdo con el informe del IPCC de agosto pasado, se prevé que la temperatura mundial promedio durante los próximos 20 años supere el calentamiento de 1.5 ºC.

El mundo se acerca a un colapso ambiental/Foto: pixabay
Escrito en OPINIÓN el

El cambio climático es un hecho generalizado que ocurre rápidamente, se está intensificando cada vez más y es irreversible, lo que único que queda por hacer es tratar que el calentamiento global no sobrepase ciertos umbrales de temperatura para que sus efectos sean menos dañinos. La disyuntiva es que sean más o menos catastróficos.

De lo que se trata la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP26 es de asumir compromisos multilaterales que a final del año la mayoría de los países incumplirán; al año siguiente se volverán a asumir y, otra vez, pocos cumplirán y así, año tras año. Así ha ocurrido desde hace 24 años, cuando en 1997 se estableció el Protocolo de Kioto.

Y a cada conferencia vemos a diputados, funcionarios y exfuncionarios que acuden a las cumbres para hacer "turismo ecológico" y tomarse fotos para sus redes sociales, el problema del clima del planeta no es parte de sus prioridades personales ni políticas. Al regresar de sus vacaciones pagadas con recursos públicos, se les olvidará todo lo concerniente a la ciencia, el medio ambiente y el clima.

Mientras tanto, millones de personas, sobre todo las más pobres, sufren año tras año los fenómenos meteorológicos extremos: Inundaciones fúricas inmensas, incendios catastróficos, sequías y ondas de calor apocalípticas que afectan regiones y países enteros, y que dejan a su paso miles de muertes, destrucción de infraestructura pública, devastación de miles de hogares y el exterminio de patrimonios familiares que a su vez, generan más pobreza y desigualdad.

Desde que los científicos reunidos en el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) han emitido los resultados de sus estudios desde hace 33 años se sabe que los cambios en el clima en las diversas regiones del planeta y de todo el sistema climático en su conjunto no tienen precedentes en cientos de miles de años, y algunos de ellos no se podrán revertir hasta dentro de varios siglos o en milenios.

Aunque de un día para otro se eliminaran todas las emisiones de gases de efecto invernadero del planeta, entre ellos el dióxido de carbono (CO2), los efectos en el clima no serían de inmediato: tendrían que pasar 30 años para que las temperaturas del planeta se volvieran a estabilizar. De hecho, es muy probable que por más esfuerzos que se hagan el umbral del calentamiento global por encima del 1.5º C será rebasado e incluso los 2º C podría ser superado.

Imagen ilustrativa/Foto: Pixabay

Disminución inalcanzable

De acuerdo con el informe del IPCC de agosto pasado, se prevé que la temperatura mundial promedio durante los próximos 20 años alcance o supere el calentamiento de 1.5 ºC. Esto implica que aumentarán los cambios de clima en todas las regiones del planeta en las próximas décadas; muchos de ellos ya ocurren en la actualidad.

Los planes de acción climática de la ONU que incluyen las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional de los países que forma parte de estos acuerdos, conocidas como contribuciones NDC, publicados en septiembre, se indica que se prevé un aumento considerable, de alrededor del 16 %, en las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero en 2030, lo cual podría incrementar la temperatura 2.7º C a finales de siglo.

El IPCC calcula que para limitar el aumento de la temperatura media mundial a solo 1.5º C se requiere reducir las emisiones de CO2 en 45% para 2030; o reducir el 25% de CO2 en 2030 para limitar el calentamiento a 2 ºC, algo francamente imposible dado el uso intensivo de combustibles de origen fósil que se usan no solo en el transporte sino es diversos sectores industriales

La misión de la COP26 se antoja imposible. A pesar de las buenas voluntades en esas reuniones y en la reunión del G20 que se lleva a cabo en Roma, Italia, enlazada con la cumbre climática, esas intenciones se esfuman una vez terminadas las reuniones. Los políticos no asumen sus responsabilidades y no están dispuestos a enfrentar los costos que implicaría el endurecimiento de las políticas ambientales.

Dado que ni los políticos ni los empresarios cambiarán, y por muy catastrófico que parezca, lo que nos queda a los ciudadanos es estar preparados ante lo que se viene y que de acuerdo a diversos estudios es la intensificación de lo que ha venido ocurriendo en los últimos años.

Imagen ilustrativa/Foto: Pixabay

El cambio climático está intensificando el ciclo hidrológico, lo que incluye por un lado, mayor intensidad en las precipitaciones y las inundaciones asociadas, como en el caso de buena parte del sur y centro de México; y por otro, sequías más intensas y prolongadas, en el norte del país.

También se están afectando los patrones de precipitación. En las latitudes altas, es probable que aumenten las precipitaciones, mientras que se prevé que disminuyan en gran parte de las regiones subtropicales. Se esperan cambios en las precipitaciones monzónicas, que variarán según la región.

A lo largo del siglo XXI las zonas costeras experimentarán un aumento continuo del nivel del mar, lo que contribuirá a la erosión y a la frecuencia de inundaciones costeras en las zonas bajas.

Se derretirán los glaciares, los mantos de hielo, y el hielo marino del Ártico, se amplificará el deshielo del permafrost, así como la pérdida de la capa de nieve estacional en las montañas altas.

La acidificación del océano reducirá los niveles de oxígeno; aumentará la frecuencia de las olas de calor marinas que afectarán los ecosistemas marinos de los océanos así como las pesquerías, durante el resto del siglo.

En las ciudades aumentarán las olas de calor y también las inundaciones ocasionadas por las precipitaciones intensas. En las ciudades costeras el aumento del nivel del mar generará afectaciones cada vez más graves.

Imagen ilustrativa/Foto: Pixabay

Hacia el colapso

En su libro "Colapso" el profesor de la Universidad de California Jared Diamond analiza por qué unas sociedades perduran y otras desaparecen a lo largo del tiempo, como, por ejemplo, la civilización maya o teotihuacana. ¿Por qué sociedades enteras o pequeños grupos humanos toman decisiones catastróficas? se pregunta el investigador y la respuesta la desarrolla a lo largo del libro.

Por "la imposibilidad de prever un problema, la imposibilidad de percibirlo una vez que se ha producido, la incapacidad para disponerse a resolverlo una vez que se ha percibido y el fracaso en las tentativas de resolverlo", responde Diamond.

Su análisis aborda dos aspectos fundamentales: el primero se refiere a lo que los economistas y científicos sociales denominan "conducta racional", con la cual algunos individuos llegan a concluir que sus propios intereses pueden verse favorecidos comportándose de forma perjudicial para los demás. Es un pensamiento racional porque se sirve de un razonamiento correcto aunque moralmente reprobable. Quienes lo llevan a cabo saben que, por regla general, su mala conducta quedará impune. En este caso la civilización sucumbe ante el egoísmo y la ambición de unos cuantos.

El otro aspecto es la "conducta irracional", en la que cada uno de los individuos está aquejado de un conflicto de valores: se ignoran situaciones preocupantes si esta situación surge de sus propias creencias, a las cuales se aferran con fuerza. Se persiste en el error. Así, la acción o inacción de los monarcas, jefes y políticos absortos en sí mismos han sido causas habituales de los colapsos de sociedades enteras.

Fue la locura de poder la que llevó a los reyes mayas a actuar de forma tal que aceleraron la destrucción de su medio ambiente en lugar de impedirlo, lo que, eventualmente, desencadenó la desaparición de su civilización. Por el contrario, las sociedades que triunfan dependen del éxito en la toma de decisiones.

Ante el cambio climático tenemos, por un lado, el conocimiento profundo y preciso proporcionado por la ciencia y, por otro, los intereses de unos cuantos políticos y empresarios. ¿Predominará la toma de decisiones basadas en la ciencia o el egoísmo y a ambición de unos cuantos?

Ojalá que no, pero me temo que la humanidad se dirige hacia el colapso.

Comentarios y sugerencias: @abanav / abanav@gmail.com y sapiensideas.com