Pocos saben que en Nuevo León existe un fósil marino del Cretácico tardío que lleva el nombre de un político regio: se trata del Mauriciosaurus fernandezi, conocido popularmente como “el dinosaurio de Mauricio Fernández”.
El espécimen fue hallado en 2011 en el municipio de Vallecillo y tiene una antigüedad estimada de 90 millones de años. Aunque no se trata de un dinosaurio terrestre, sino de un plesiosauroide policotílido, este reptil marino habitó los mares que cubrían gran parte de lo que hoy es el norte de México.
El descubrimiento llamó la atención de la comunidad científica porque el ejemplar conserva no solo huesos, sino también tejidos blandos, algo muy poco común en la paleontología. Su extraordinario estado de preservación lo convirtió en un hallazgo de talla internacional.
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En 2017, durante su gestión como alcalde de San Pedro Garza García, Mauricio Fernández Garza presentó oficialmente el fósil ante la comunidad científica.
Como reconocimiento, paleontólogos europeos bautizaron al género como Mauriciosaurus y a la especie como fernandezi, en honor al político y coleccionista.
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Actualmente, una réplica del fósil está en exhibición en el Papalote Museo del Niño Monterrey, junto al célebre “Monstruo de Aramberri”, otro ejemplar que coloca a Nuevo León en el mapa mundial de los fósiles del Cretácico.
En un video difundido en redes sociales, Fernández destacó que su colección privada alberga hasta 50 especies nuevas por describirse.
“Me honraron al ponerle mi nombre. Este fósil está entre los pliosaurios y plesiosaurios. Es el primer registro de su tipo en el mundo”, señaló.
