El reciente sismo de magnitud 4.5 con epicentro en Montemorelos, Nuevo León, no solo sorprendió a miles de habitantes, también entró en los registros históricos como uno de los cuatro eventos sísmicos más intensos que ha vivido el estado en las últimas cinco décadas.
De acuerdo con datos del Servicio Sismológico Nacional (SSN), desde 1975 se han documentado 1,016 sismos en el noreste de México. Aunque esta región no es considerada de alta sismicidad, ha registrado eventos significativos que destacan por su magnitud.
En Nuevo León, el temblor de Montemorelos reportado ayer 11 de mayo se suma a una corta pero importante lista de sismos de magnitud 4.5: Ciudad Allende en 1986, Montemorelos en 2004 y Cadereyta en 2013, de acuerdo con la plataforma SkyAlert dedicada al monitoreo de temblores y desastres naturales.
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Esto posiciona al reciente movimiento telúrico como uno de los más fuertes en medio siglo, en una región donde los sismos suelen pasar desapercibidos.
Especialistas de SkyAlert explican que la sismicidad en esta zona se debe a la deformación estructural relacionada con la Sierra Madre Oriental, además de fallas geológicas antiguas que aún presentan actividad.
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La mayor parte de los sismos ocurren en la cuenca de Burgos, una zona de transición entre el relieve montañoso y la Llanura Costera del Golfo, compuesta por rocas sedimentarias formadas entre el Jurásico y el Cretácico.
Estas rocas fueron deformadas durante la orogenia Laramide, hace entre 80 y 40 millones de años, y aún muestran actividad tectónica debido a la extensión de la corteza terrestre, lo cual provoca fallas normales responsables de la actividad sísmica actual.
Aunque estos eventos no ocurren con frecuencia, el hecho de que cuatro sismos hayan alcanzado la misma magnitud en diferentes décadas demuestra que no se trata de fenómenos aislados.
Incluso, Protección Civil de Nuevo León adelantó que en los próximos simulacros incluirían protocolos para sismos y no solo incendios, como hasta ahora se ha hecho.