Los Looney Tunes están de vuelta en la pantalla grande, y esta vez lo hacen con una aventura que apunta directo al corazón de quienes crecieron con sus travesuras, pero también como una apuesta a las nuevas generaciones. “Looney Tunes: El Día que la Tierra Explotó” ya está en cartelera en todos los cines del país, y ofrece justo lo que promete: comedia absurda, caos interespacial y los personajes más entrañables de la animación.

Dirigida a un público familiar, pero con múltiples guiños nostálgicos, la película se enfoca en el Pato Lucas y Porky Pig, quienes deben salvar al mundo de una amenaza alienígena en una misión que, por supuesto, se sale de control desde el primer minuto. La fórmula sigue funcionando: Lucas es el mismo ególatra con mala suerte de siempre, y Porky continúa siendo el inocente atrapado en medio del desastre.
Uno de los grandes aciertos es el trabajo de doblaje. Ernesto Lezama (conocido por ser Gonzo en Los Muppets) da vida a Porky, mientras que Sebastián Llapur, famoso por su interpretación de Darth Vader en español, encarna al siempre sarcástico Pato Lucas. Ambos logran capturar perfectamente el ritmo cómico de los personajes, aportando frescura sin traicionar su esencia.
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El reparto se completa con Óscar Flores como el Invasor (voz original del Rey Helado en Hora de Aventura) y Nycolle González (Envidia en Intensa Mente 2) como Petunia, personajes que aportan un dinamismo particular a la historia y ayudan a ampliar el universo de los Looney Tunes sin que se sienta forzado.
Visualmente, el film mantiene una estética clásica con toques modernos, respetando los diseños originales de los personajes, pero llevándolos a escenarios espaciales llenos de color, efectos y mucho slapstick. No hay grandes reflexiones ni giros dramáticos: aquí la comedia física, los malentendidos y los diálogos absurdos siguen siendo el alma del show.
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“Looney Tunes: El Día que la Tierra Explotó” no reinventa la fórmula, pero tampoco lo intenta. Esta cinta de Cinépolis Distribución es una carta de amor al caos animado, una montaña rusa de risas que cumple su promesa: entretener, sorprender y hacernos recordar por qué los Looney Tunes siguen siendo una institución en el mundo de la animación.