La mañana de este lunes se confirmó la localización con vida del capitán de Bomberos jubilado, Rubén Nava Martínez en el municipio de Cadereyta.
A través de redes sociales, familiares y amigos dieron a conocer que el ex elemento de auxilio y rescate, fue encontrado por un grupo voluntario de bomberos conocido como "Halcones de Cadereyta” sobre la carretera libre a Reynosa.
Como se recordará este domingo trascendió la desaparición de Nava Martínez, luego de que saliera de su casa ubicada en el fraccionamiento Rancho Viejo en el municipio de Guadalupe el sábado 15 de febrero y no regresara.
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Según las primeras versiones, el capitán de Bomberos Nuevo León jubilado, salió a las 10 de la mañana para dar una vuelta en su bicicleta, como acostumbraba, sin embargo, no regresó a su domicilio.
La Agencia Estatal de Investigaciones emitió el reporte de búsqueda donde se describía al hombre de 69 años
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Nava Martínez tiene 69 años, es de piel blanca, mide aproximadamente 1.65 metros y pesa 70 kilos, tiene síntomas de una enfermedad que en ocasiones afecta su memoria, por lo que se teme por su seguridad.
Conoce al capitán Rubén Nava Martínez
Rubén se jubiló en 2019 después de 40 años de servicio. Ingresó a Bomberos de Monterrey, hoy Bomberos de Nuevo León, tras el fallecimiento en servicio de su hermano Jaime. Su trayectoria en la institución fue impecable, primero como maquinista extraordinariamente responsable y después como jefe del taller.
Ejemplo de la vocación de Rubén le brindó la decisión que tomó libremente cuando el 23 de junio de 1988 estalló el infierno en el centro de distribución de combustibles, en San Rafael, Guadalupe.
Ese día, estando ya fuera de la función operativa, pues cumplía con su nuevo puesto para mantener la operación de la flotilla de Bomberos, no dudó en equiparse y, sin tener más obligación que cumplir con su vocación de servicio, condujo hacia el enorme siniestro una máquina para apoyar a sus compañeros.
Tan pronto llegó al lugar de los hechos, Rubén, mecánico en esos momentos, pero bombero siempre, “pitoneó” (usó el pitón o chiflón que en el extremo de la manquera lanzó y reguló la salida del agua) desde lo alto del camión escalera para sofocar el fuego y reducir el riesgo de un nuevo estallido en el tanque principal de combustible, que estaba envuelto en llamas.