El Santuario de Monterrey se colocó en el centro de numerosas denuncias que circularon en grupos de Facebook, donde visitantes señalaron precios excesivos en los puestos instalados alrededor del lugar.
Usuarios reportaron que algunos comerciantes estarían cobrando cantidades desproporcionadas por alimentos, refrescos y hasta por el uso de baños públicos, además de añadir cargos no informados al momento de ordenar.
Entre los testimonios más compartidos destaca el caso de quienes pagaron alrededor de mil 600 pesos por cuatro piratas y cuatro refrescos, mientras que otros denunciaron que hasta el baño se cobra en 80 pesos.
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Algunos relatos señalan que un solo pirata llegó a costar 265 pesos, alcanzando un total de mil 550 pesos por cuatro piratas y una gringa, además de un cargo adicional de 150 pesos por servicio, situación que generó indignación entre los asistentes.
Usuarios también relataron experiencias donde el cobro final no coincidió con los precios mencionados al inicio. En uno de los reportes se menciona que tras consumir tacos y tostadas, la cuenta ascendió a mil 700 pesos, una cifra que consideraron excesiva y que no correspondía con la calidad de los alimentos.
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Otros denunciaron que fueron estafados por mil 900 pesos al pedir una hamburguesa, una campechana, flautas, dos burritos y cuatro refrescos, además de enfrentar cuotas de servicio. A esto se sumó una propina de 230 pesos y un cobro de 80 pesos por el uso del baño, tarifas que –según refieren– se agregan sin previo aviso, ya que los comerciantes no informan que el baño tiene costo y los comensales ingresan sin ser advertidos.
Las quejas en los alrededores de la Basílica de Guadalupe coinciden en que los establecimientos aparentemente no muestran menú ni publican precios, lo que dificulta que los visitantes conozcan el costo real antes de ordenar.
Ciudadanos aseguran que si preguntan el precio se les dice que todo es “económico”, entre 100 y 130 pesos, pero al momento de pagar la cifra se multiplica. De acuerdo con usuarios, esta falta de claridad ha derivado en una ola de inconformidad que exige una intervención por parte de las autoridades municipales.
