Aunque el Clásico Regio 141 terminó con polémica, expulsados y reclamos dentro de la cancha, afuera ocurrió algo muy distinto: la afición de Tigres y Rayados convirtió el empate 1-1 en una verdadera fiesta, dejando atrás la rivalidad y demostrando que el futbol también puede unir.
Al finalizar el encuentro en el Gigante de Acero, el sonido local puso una cumbia texana y lo que pudo haber sido un cierre tenso se transformó en una escena pocas veces vista: seguidores de ambos equipos bailando juntos, riendo, grabando videos y celebrando como si el marcador hubiera pasado a segundo plano.
Lejos de los gritos o insultos que suelen aparecer cuando no hay ganador, familias, parejas y grupos de amigos de ambas aficiones compartieron la explanada del estadio sin incidentes.
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Rayados y Tigres mezclados, sin playeras escondidas ni ánimos de pleito, solo con ganas de disfrutar el momento.
La postal contrastó con lo que ocurrió dentro de la cancha, donde el clásico dejó dos expulsados, un penal, una bronca tempranera y un marcador que dejó inconformes a muchos en las tribunas. Sin embargo, al salir del estadio, el ambiente cambió por completo.
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El resultado pasó a segundo término y el futbol se vivió como lo que debería ser siempre: una fiesta.
Mientras Rayados se quedó con 31 puntos y Tigres con 33 en la tabla, la afición se quedó con algo más valioso: una imagen que rompió estereotipos y se viralizó por la forma en la que terminó la noche… bailando los dos bandos juntos.
