A través de TikTok, un usuario exhibió la presencia del llamado pez diablo en la Presa La Boca, una especie invasora que desde hace meses ha generado preocupación entre especialistas debido a su impacto en los ecosistemas acuáticos.
El ejemplar, perteneciente a la familia Loricariidae, compite directamente por alimento y espacio con especies nativas, además de alterar el hábitat donde se instala.
Por medio de su video, @charlyalanis detalla lo que logró captar al sumergirse en las aguas del embalse que abastece del vital líquido al área metropolitana de Monterrey.
Te podría interesar
"Buscando cosas detrás de las compuertas de la presa de La Boca nos topamos a dos pez diablo", relata el excursionista.
En las imágenes el joven también muestra como hay objetos de plástico e incluso una malla para pescar, por lo que recuerda que esta actividad no está permitida en la zona.
Te podría interesar
¿Los peces diablo son malos?
Investigadores explican que estos peces construyen madrigueras en el sustrato de riberas y presas, lo que provoca erosión y modifica la vegetación alrededor del cuerpo de agua.
Erick Cristóbal Oñate González, investigador de la Facultad de Ciencias Biológicas de la UANL, detalló que existen alrededor de 800 especies dentro de esta familia, aunque en América se reconocen once del género Pterygoplichthys.
En México, las más comunes son pardalis, disjunctivus y anisitsi, siendo la primera la predominante en registros de Nuevo León.
Su presencia, señaló, se debe principalmente a la acción humana, ya que muchos ejemplares son liberados cuando crecen demasiado para las peceras domésticas.
El especialista advirtió que el pez diablo busca alimento de forma incidental entre huevecillos de otras especies, además de consumir microalgas y detritos, lo que provoca un desequilibrio en la cadena alimentaria.
Frente a esta problemática, la UANL ha comenzado estudios para identificar la distribución del pez en Nuevo León y evaluar sus impactos ecológicos. Oñate destacó la necesidad de fortalecer la educación ambiental para evitar la liberación irresponsable de fauna acuática.
Entre las estrategias de manejo propuestas se encuentran la extracción controlada de ejemplares y la exploración de usos alternativos, como la elaboración de harina para acuacultura o ganadería, así como la obtención de colágeno y cartílago para usos industriales o artesanales.
“Si los capturamos, hay que sacarlos del agua, pero también pensar qué hacer con ellos”, apuntó el investigador, quien insistió en que la solución requiere coordinación entre instituciones, autoridades y sociedad civil.
