Diego de Montemayor fue una figura clave en la historia de Nuevo León por su papel como fundador de la ciudad de Monterrey. Sin embargo, su legado también está marcado por una controvertida historia personal que plantea la pregunta: ¿fue este personaje histórico el primer feminicida en el estado?
Y es que aunque en el ámbito político y profesional tuvo una carrera prolífica como militar, empresario y funcionario, en el ámbito personal estuvo envuelto en polémicas y tragedias que quedaron registradas por siempre en los libros de historia, pero que pocas personas conocen.
Datos biográficos
Diego de Montemayor nació en 1530 en Málaga, Andalucía. Fue hijo de don Juan de Montemayor y de doña Mayor Hernández. Algunos documentos históricos señalan que perteneció a la Casa de Montemayor, vinculada a la noble familia de los Fernández de Córdoba.
Te podría interesar
En 1580, Montemayor llegó a la Nueva España y al poco tiempo ocupó cargos importantes como alcalde mayor de Saltillo y tesorero de la Real Hacienda, para después ser nombrado gobernador del Reino de Nuevo León, un vasto territorio que abarcaba desde el río Santa Lucía hasta Parras, Coahuila, y desde el río Grande hasta La Laguna.
Su vida personal
En su vida personal, Montemayor tuvo tres matrimonios. Su primer matrimonio fue con doña Inés Rodríguez, con quien tuvo una hija. Su segundo matrimonio fue con doña María de Esquivel, con quien tuvo a su único hijo varón. Sin embargo, la controversia surgió con su tercer matrimonio, con doña Juana Porcallo, con quien tuvo una hija: Estefanía.
Te podría interesar
Según documentos históricos y testimonios, Juana Porcallo mantuvo una relación extramarital con Don Alberto del Canto, y en un acto de venganza Montemayor la asesinó con su propia espada.
A pesar de las pruebas que lo incriminaban y a que él mismo huyó por miedo a las represalias de sus atroces actos, el Virrey exoneró a Montemayor de todos los cargos, ya que en ese tiempo el asesinato de una esposa por infidelidad no estaba penado por la ley, más bien se consideraba un acto para preservar su honor.
Montemayor regresó a Monterrey con su hija Estefanía y ahí vivió hasta su muerte en 1611.
Un yerno incómodo
Pero la controversia no termina con su propia vida. La descendencia de Montemayor, a través de su hija, también estuvo marcada por el escándalo, pues Estefanía se casó con Alberto del Canto, el antiguo amante de su madre, y sus descendientes tomaron el apellido Montemayor en lugar de del Canto, reflejando el complejo y problemático legado de su progenitor.
Hoy en día, las justificaciones a los actos de Diego de Montemayor, no se ponen en tela de juicio, pues el asesinato de una mujer por razones de género está tipificado en la ley como un feminicidio, sin excepciones, pero su caso es un poderoso recordatorio de las oscuras realidades de su época y de cómo han evolucionado nuestras normas y valores en más de 400 años de fundación de la ciudad.