El equipo de fútbol Monterrey, conocido hoy en día como "Rayados", adquirió este apodo en la temporada de 1952. El primer uso registrado del término fue por el periodista y directivo César M. Saldaña, quien hizo referencia al equipo debido a su distintivo uniforme a rayas.
Esta prenda no solo era una característica visual, sino que también se convirtió en un símbolo de identidad para los aficionados. A pesar de que la directiva del club no emitió un pronunciamiento oficial sobre el apodo, la aceptación fue inmediata. La prensa local y los seguidores comenzaron a utilizar “Rayados” de forma habitual, cimentando su lugar en la historia del club.
Los apodos y la oposición de los periodistas deportivos
No todos los periodistas de la época estaban de acuerdo con el uso del apodo “Rayados”. Salvador Meza, una de las voces más críticas en su momento, buscó alternativas, argumentando que el apodo traía consigo una mala suerte que parecía seguir al equipo.
En 1955, Meza comenzó a referirse al Monterrey como “Rayados Malditos”, una designación que reflejaba las rachas desfavorables que el club atravesaba en ese momento. A pesar de sus intentos de cambiar la percepción del apodo, la afición mostró una clara preferencia por “Rayados”, reafirmando su conexión emocional con el término y su resistencia ante las críticas.
El apodo “Rayados” enfrentó otro desafío en 1956, cuando el popular comediante Arturo Manrique, conocido como “Panzón Panseco”, propuso “Los Miserables” durante la inauguración de la temporada 1956-1957.
La sugerencia, inspirada en la famosa novela de Víctor Hugo, no fue bien recibida por la afición, que se sintió más identificada con “Rayados”. A pesar de una breve campaña para buscar un nuevo mote, la afición se mantuvo firme en su elección, reafirmando la importancia del apodo original en la cultura del club.
En 1962, el equipo recibió otro sobrenombre que también ha perdurado a lo largo del tiempo: “La Pandilla”. Salvador Meza fue nuevamente quien acuñó este término, describiendo al equipo como una “pandilla de desesperados” debido a su desempeño en las últimas jornadas de la liga.
Este nuevo apodo encontró un fuerte apoyo en los medios de comunicación, gracias a Roberto Hernández Jr., en aquel entonces un joven locutor de radio y conductor de televisión, quien ayudó a popularizarlo a través de programas deportivos y revistas. Aunque “Rayados” continuaba siendo el apodo preferido por la afición, “La Pandilla” empezó a coexistir con él y fue oficialmente aceptado por la directiva del Monterrey en las décadas siguientes.
A lo largo de los años, estos apodos han perdurado y reflejado no solo el desempeño del equipo en la cancha, sino también la conexión emocional que los seguidores sienten hacia su club. Con cada partido, “Rayados” y “La Pandilla” se convierten en gritos de guerra, resonando en los estadios y en los corazones de los aficionados, perpetuando la rica tradición del fútbol en Monterrey.