Julia Garza Almaguer es recordada como una figura icónica en la historia educativa y social del noreste de México. Su legado, marcado por el impulso en la formación profesional de las mujeres de la región, ha dejado una huella indeleble en la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) y en la comunidad en general.
Nacida el 13 de enero de 1885 en la Hacienda El Huajuquito, en Santiago, Nuevo León, Julia, cariñosamente llamada Julita, desde temprana edad demostró una pasión por el aprendizaje y una determinación inquebrantable para alcanzar sus metas. A pesar de las limitaciones educativas que enfrentó en su lugar de origen, donde solo existían escuelas para varones, Julia se esforzó por convertirse en maestra, cumpliendo así su más grande sueño.
Su camino hacia la educación formal comenzó en la Escuela Normal Superior, y más tarde se trasladó a Monterrey junto a sus hermanas mayores, donde finalmente pudo seguir su vocación como maestra. Durante su formación, Julia también apoyó a sus hermanas Carmen y Alejandrina, impartiendo clases de corte y confección para sostener económicamente a su familia.
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Julia destacó por su incansable lucha a favor de la formación de las mujeres, promoviendo la creación de escuelas, cursos y talleres de corte y confección en diversos poblados del noreste mexicano. Su visión trascendió más allá de la enseñanza doméstica, buscando profesionalizar a las mujeres y abrirles nuevas oportunidades en el ámbito laboral.
Labor en la UANL
Además de su labor como educadora, Julia fue directora de la Escuela Industrial Femenil Pablo Livas (actualmente Escuela Industrial y Preparatoria Técnica Pablo Livas de la UANL) durante 16 años. Durante su gestión, implementó el Taller de Costura Industrial, ofreciendo a las mujeres especialización en diversas ramas de la costura y contribuyendo al desarrollo industrial de Monterrey.
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Julia Garza también fue una figura influyente en el ámbito universitario, desempeñándose como consejera ex officio en el Consejo Universitario de la UANL desde su restablecimiento en 1943 hasta su fallecimiento en 1959.
En reconocimiento a su extraordinaria labor, Julia Garza recibió la Medalla Altamirano en 1956, la máxima distinción para un profesor en México. Su legado perdura hasta el día de hoy, y cada año la Preparatoria Pablo Livas organiza una semana dedicada a su memoria, culminando el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer.
A través de su compromiso con la educación y el empoderamiento femenino, Julia Garza Almaguer se convirtió en un faro de inspiración para las generaciones futuras y en un símbolo de lucha por la igualdad de oportunidades en el noreste de México.