A pesar de su escasa visibilidad en internet y medios de comunicación, el jaguarundi, también conocido como onza, ha encontrado su hogar en diversas zonas de Nuevo León, revelando la presencia de este felino enigmático y hermoso en el estado.
Este felino, que recibe también los nombres de leoncillo o gato moro, ha sido avistado principalmente en las regiones del sur, especialmente en las zonas serranas, y en menor medida en el norte de la entidad. La naturaleza sigilosa de estos animales contribuye a que los avistamientos sean escasos.
El jaguarundi presenta dimensiones más modestas en comparación con otros felinos, con longitudes que oscilan entre 80 y 130 centímetros, alturas que apenas superan los 30 centímetros, y un peso que varía entre 4 y 9 kilogramos. Su pelaje, que exhibe diversas tonalidades de café, y en algunos casos llega al negro, lo distingue, siendo su apariencia similar a la del puma, aunque considerablemente más pequeño y con orejas diminutas.
Su dieta comprende pequeños mamíferos, aves, roedores, anfibios y reptiles. Aunque su hábitat natural se extiende por gran parte de Sudamérica y Centroamérica, en México se distribuye en áreas cercanas a la costa del Pacífico, Atlántico y la Península de Yucatán. Sin embargo, como se ha evidenciado en Nuevo León, este esquivo animal también ha encontrado refugio en varias zonas del estado.
A pesar de su presencia, el jaguarundi está catalogado actualmente como una especie amenazada de preocupación menor, según la Semarnat, destacando la importancia de preservar y proteger la diversidad biológica de la región para garantizar la supervivencia de estas especies en su hábitat natural.