Pese a lo que se cree, en Nuevo León, hay una gran riqueza y abundancia de antiguas figuras talladas sobre piedra, los conocidos como petroglifos que forman zonas arqueológicas.
Los expertos en estos temas de antropología han calculado que quienes realizaron estas muestras de arte fueron humanos del neolítico, o sea que vivieron hace 8 mil años.
Aunque en algunos casos se cree que fueron realizados por personas del siglo XVIII.
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Por lo regular, en las rocas se pueden distinguir símbolos de lluvia, ríos y animales, aunque en algunos otros se observan objetos de uso cotidiano de la época.
En el estado de Nuevo León, hay cinco zonas arqueológicas en total, en donde hay petroglifos grabados. Estas son:
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- Boca de Potrerillos en Mina
- Chiquihuitillos en Mina
- Presa de la Mula en Mina
- Loma del Muerto en General Terán
- Fronton de Piedras Pintas en Parás
Boca de Potrerillos
Es la zona arqueológica más importante de Nuevo León y la más grande, se ubica en el municipio de Mina a 80 kilómetros de la ciudad de Monterrey.
En este lugar se han encontrado varias rocas grabadas, las cuales datan de hace 8 mil años.
Chiquihuitillos
Ubicada en el municipio de Bustamante, Chiquihuitillos posee varias pinturas rupestres que adornan la zona, en las cuales se muestran la forma de vida que se tuvieron en el pasado.
Presa de la Mula
Con varios petroglifos, la Presa de la Mula o también conocida como Las Presas es una zona arqueológica que se encuentra en Mina.
En este sitio se ubican piedras enormes que tienen talladas en sus superficies distintas formas.
Loma del Muerto
Descubierto en 1995 por investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia, la zona arqueológica Loma del Muerto es una de las existentes en el municipio de General Terán.
El lugar está conformado por dos lomas en donde se pueden observar petroglifos y pinturas rupestres que dan a conocer la vida de las personas que habitaban ese lugar.
Fronton de Piedras Pintas
Las pinturas rupestres del Fronton de Piedras Pintas son vestigios de los primeros pasos humanos en el municipio de Parás, Nuevo León.
Los petroglifos de esta zona arqueológica datan de hace 5 mil años.