La reciente detonación de un coche bomba en Coahuayana ha vuelto a colocar a Michoacán en el centro del debate nacional sobre seguridad. La Fiscalía General de la República (FGR) atrajo el caso y lo investiga bajo el delito de delincuencia organizada, mientras especialistas advierten que el ataque tiene características que podrían encuadrarse en terrorismo, aunque México evita emplear ese término por sus implicaciones internacionales.
“Decir terrorismo tiene consecuencias geopolíticas”: Gabriel Regino
En entrevista para MVS Noticias con Luis Cárdenas, el abogado Gabriel Regino explicó la diferencia jurídica entre los delitos involucrados y los impactos que tendría una clasificación distinta.
“El terrorismo está previsto en la legislación penal federal y consiste en actos de violencia que generan temor en la población mediante explosivos o armas, con el fin de que la autoridad haga o deje de hacer algo”, señaló.
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No obstante, subrayó que México evita etiquetar estos hechos como terrorismo por razones estratégicas: “Nombrar terrorismo implicaría consecuencias internacionales, económicas y diplomáticas que nuestro país evita. Si México acepta que hay terrorismo, entonces habría terroristas, y el tratamiento del fenómeno trasciende nuestras fronteras”, enfatizó.
Regino recordó que sucesos como el ataque con granadas en Morelia en 2010 son de los pocos casos investigados formalmente bajo esa figura penal.
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Coahuayana: una zona clave dominada por autodefensas y bajo presión criminal
El abogado contextualizó la violencia en la región costera donde ocurrió el coche bomba en Coahuayana, municipio limítrofe con Colima. “En Coahuayana existe un grupo de autodefensa que se creó para enfrentar a los grupos criminales como Los Caballeros Templarios, la Familia Michoacana y el Cártel Jalisco Nueva Generación”, explicó.
La zona vive tensiones históricas: “En 2014, uno de los líderes de las autodefensas fue abatido por un grupo criminal. Desde entonces Coahuayana es epicentro de desplazados internos de Michoacán”, recordó.
Regino añadió que este año la violencia recrudeció: “En agosto pasado emboscaron a ocho policías comunitarios. Es una zona estratégicamente sensible de la violencia en Michoacán”, dijo.
Un reto directo al Estado mexicano
Para el especialista, la explosión del coche bomba en Coahuayana representa un mensaje claro: “Explosiones como esta son un reto directo al Estado mexicano. Lo que no se puede nombrar cae en el espacio del poder y del temor. Si no se llama terrorismo, se investiga como delincuencia organizada, pero eso quita un elemento ideológico importante de estos grupos criminales”, afirmó.
Mientras la FGR continúa la investigación, autoridades federales mantienen presencia en la región para evitar nuevos ataques. Regino concluyó que el caso es un recordatorio de la complejidad que enfrenta la seguridad en Michoacán y del desafío que tiene el Estado para recuperar el control territorial.
