Juan Miguel Ramírez es el actual presidente municipal de Celaya, Guanajuato, y recientemente se volvió viral tras relatar públicamente que, al inicio de su mandato, sostuvo un encuentro directo con presuntos integrantes del crimen organizado. Su testimonio ha generado un intenso debate sobre la seguridad en la región y la vulnerabilidad de los funcionarios públicos ante grupos delictivos.
Según explicó en entrevista, Ramírez acudió a la cita porque los sujetos se presentaron como empresarios interesados en dialogar con la nueva administración. Sin embargo, lo que parecía una reunión formal cambió de rumbo al llegar al lugar del encuentro.
Un encuentro que resultó ser una emboscada
El alcalde narró que la cita estaba pactada “para tomar un café”, pero al arribar, los hombres le pidieron subir a una camioneta sin la compañía de su equipo. “Me dijeron que subiera solo, y desde ahí supe que algo no estaba bien”, relató.
Te podría interesar
Durante la reunión, los presuntos criminales no solo exigieron dinero en efectivo, sino también puestos dentro del gabinete municipal. Sin embargo, él se negó rotundamente y mantuvo su postura pese a las amenazas implícitas en el encuentro.
¿Quién es Juan Miguel Ramírez?
La figura de Juan Miguel Ramírez cobra relevancia tras un contexto electoral marcado por la violencia. El ahora alcalde fue nombrado candidato de Morena para la presidencia municipal de Celaya luego del trágico asesinato de Gisela Gaytán, ocurrido en su primer día de campaña.
Te podría interesar
Posee un doctorado en Gestión Empresarial, una maestría en Innovación Educativa, y licenciaturas en Historia y Pedagogía. Además, cuenta con una larga trayectoria en la docencia y la gestión universitaria. Fue catedrático de la Universidad de Guanajuato por 15 años y el primer rector del Campus Celaya-Salvatierra (2008-2012).
Su trayectoria incluye la cofundación del Centro del Potencial Emprendedor y labores como asesor en la Cámara de Diputados.
Sin duda el testimonio del alcalde Juan Miguel Ramírez ha reavivado la discusión sobre la presión que enfrentan gobiernos locales en zonas afectadas por la delincuencia organizada. Su historia no solo expone la compleja realidad de Guanajuato, uno de los estados con mayores índices de violencia, sino también los riesgos latentes para los funcionarios que buscan gobernar sin pactar con el crimen.
