En una semana marcada por la violencia en el municipio de Taxco de Alarcón, reconocido como Pueblo Mágico en el estado de Guerrero, tres periodistas han sido víctimas de secuestro, según denuncia Artículo 19, una organización defensora de la libertad de expresión.
Marco Antonio Toledo Jaimes, director del Semanario Espectador de Taxco y corresponsal de Informe 24 de Chilpancingo y del canal de noticias N3 Guerrero de Acapulco fue la primer apersona reportada como desaparecida. Toledo Jaimes, conocido por sus reportajes sobre política y seguridad, fue privado de su libertad junto a su esposa Guadalupe Denova y su hijo Alberto, de 28 años, en un violento allanamiento a su domicilio.
También, Silvia Nayssa Arce Avilés y su esposo Alberto Sánchez Juárez, fueron secuestrados el 22 de noviembre cerca de su lugar de trabajo, un medio reconocido por su cobertura de noticias locales. Aunque su enfoque principal era la reconstrucción en Puerto Acapulco después del huracán Otis, Arce había cerrado su portal de noticias "La Pulga Biónica" debido a amenazas previas de la delincuencia. Silvia también fue directora de Comunicación Social durante los dos últimos gobiernos de Taxco.
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Hermana de periodista pide atención del gobierno estatal
La hermana de una de las víctimas, la activista mexicoestadounidense Julissa Arce, ha recurrido a las redes sociales para exigir la atención del gobierno estatal y de la sociedad en la búsqueda de los desaparecidos. La Fiscalía General del Estado ha informado mediante un comunicado que ya inició una carpeta de investigación por la desaparición de las cinco personas.
De acuerdo con la fiscalía, en Taxco de Alarcón operan el cártel La Familia Michoacana y La Federación, organizaciones que ejercen un control absoluto sobre la población, estableciendo precios y controlando la distribución de productos de necesidad básica.
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Actualmente, el estado está pasando por una situación de silenciamiento, donde ejercer el periodismo se ha vuelto prácticamente imposible; muchos periodistas han optado por la autocensura o han abandonado la región.
En los últimos 14 años, Guerrero ha registrado 425 ataques contra periodistas, situándose como el segundo estado más peligroso para la prensa en México, con un total de 17 asesinatos de comunicadores.