“Se acabó el encanto, ya nadie viene a curiosear”, esta frase de uno de los campesinos del municipio de Juan C. Bonilla, Puebla, encierra la realidad que se vive en esta demarcación a un año de que apareciera un socavón, que, si bien en un principio causó temor entre los pobladores, posteriormente se convirtió en una de sus principales formas de obtener ingresos ante la llegada de turistas y visitantes en general.
Actualmente eso ya sólo es recuerdo, no más antojitos “el socavón” o panes con la misma leyenda escrita, no más renta de miradores por cinco pesos, ni micheladas para el calor.
Las medidas de seguridad que el gobierno del estado puso en la zona desde el mes de octubre de 2021, alejaron a los visitantes de la llamada “zona cero” y con ello se perdió el interés de la gente por asistir ahí.
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De manera oficial, las autoridades reportan que el fenómeno que apareció el 29 de mayo de 2021 aparentemente ha dejado de crecer, quedándose en una dimensión de 126 metros en su eje mayor, 114 en su eje menor y 45 metros de profundidad en su centro.
Sin embargo, aún hay el temor de que la tierra reblandezca con la llegada de la época de lluvias y que la profundidad del agujero en la tierra pueda ser aún mayor, lo que, sumado al deseo de aventura de muchos visitantes, significaría un peligro inminente, por lo cual no se piensan retirar las vallas de seguridad que se colocaron ahí.
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Personal de Protección Civil del municipio informó que el perímetro establecido se mantendrá y sólo se dará mantenimiento, así como pintura a las vallas de seguridad que ahora resguardan la zona en la que sólo se percibe maleza crecida y donde el socavón como tal ya es poco perceptible por esta misma situación y la distancia desde la cual se puede observar, por los cual ya es mínima la afluencia de personas en el lugar.