Ante la saturación de los servicios funerarios durante la pandemia del COVID-19, en municipios del Estado de México se han registrados casos donde a falta de espacio para resguardar, embalsamar, cremar o velar a los difuntos se han utilizado casas, inmuebles y negocios como funerarias.
Sin contar con permisos, menos con las medidas sanitarias para el tratamiento de cadáveres, los lugares clandestinos han sido habilitados para almacenar ataúdes, pero también para encajonar cuerpos y hasta para dejar restos humanos envueltos en cobijas.
Ha sido el caso de Tecamac, donde hace 10 días fue exhibida una funeraria clandestina en el que se encontraron dos cuerpos. En una entrevista la misma alcaldesa, Mariela Gutiérrez, denunció los hechos y ordenó la clausura; la policía municipal detuvo a dos personas.
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Hace unos días la Comisión para la Protección contra Riesgos Sanitarios del Estado de México, la COPRISEM, admitió que en Ecatepec se tuvo conocimiento de otro lugar que prestaba los servicios funerarios de manera irregular.
El funcionario estatal explicó que en ambos casos, el de Tecamac y Ecatepec, se trataba de instalaciones alternas o que pertenecían a funerarias legalmente constituidas, pero que no tenían permiso ni aplicaban protocolos para funcionar como velatorios ni para el tratamiento de cadáveres, sólo para resguardo de cajones fúnebres.
Cabe mencionar que el Estado de México se encuentra en el epicentro de la emergencia sanitaria junto con la Ciudad de México. El último corte de la Secretaría de Salud Federal indica que el territorio mexiquense tiene una cifra oficial de 3 mil 315 defunciones por COVID-19.