La conservación del oso negro, especie catalogada en peligro de extinción, registró un avance importante en el periodo que comprende del 2016 al 2019. De acuerdo con los resultados del monitoreo biológico que realiza la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), la población de oso negro en el Área de Protección de Flora y Fauna (APFF) Campo Verde, de Chihuahua, es la más abundante para la Sierra Madre Occidental.
Actualmente, se tiene un estimado de 106 ejemplares, además de que se logró documentar el éxito reproductivo de la especie, al contar con 37 registros fotográficos de hembras con crías (dos oseznos en promedio).
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En 2019 se obtuvieron videos de varios osos mostrando parte de su conducta en vida libre, en donde se observan los baños que toman en ojos de agua o pozas de Áreas Naturales Protegidas (ANP), marcan territorio rascando y/o restregándose contra los árboles, lamen rocas para suplementar su dieta con minerales, entre otros comportamientos peculiares, que no se habían registrado con anterioridad.
La principal amenaza del oso negro es la pérdida de hábitat debido a la deforestación de los bosques y fragmentación, por actividades productivas no alineadas con un manejo integral del territorio.
Aunado a lo anterior, se encuentran los incendios forestales, atropellamientos y la cacería, por lo que la especie fue considerada en peligro de extinción. Por ello, se sentaron las bases de su conservación, lo que a su vez, por tratarse de una especie sombrilla, incide favorablemente en la subsistencia de muchas otras especies del noroeste de México, con las cuales comparte el ecosistema.