Desde junio del año pasado, la percepción de seguridad pública se ha deteriorado notablemente entre los poblanos que viven en la capital del estado, arroja la última versión de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU).
Los datos revelados esta mañana por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) refieren que, actualmente, 88 por ciento de los ciudadanos viven con zozobra en la Angelópolis.
Esto, coloca a la ciudad en peor situación que ciudades históricamente golpeadas por el narcotráfico y la violencia como Tijuana, Ciudad Juárez, Reynosa, Laredo o los propios puertos de Veracruz y Acapulco.
Además, esta es cifra es casi 10 puntos porcentuales más alta a la obtenida al cierre del primer semestre de 2018, cuando 77.6 por ciento de la gente encuestada consideró que había un ambiente de inseguridad en Puebla capital.
Como ha ocurrido en el pasado, el estudio coloca los cajeros automáticos, el transporte público, los bancos y las calles por las que transita, como los sitios donde la gente se siente más vulnerable a algún ataque.
Igualmente, la gente considera que la inseguridad no se terminará. Por lo menos tres de cada 10 personas opina que la situación se mantendrá durante los siguientes 12 meses y 26.9 por ciento cree que se recrudecerá en el próximo año.
Entre las situaciones de violencia que las personas han atestiguado se encuentran robos o asaltos, balaceras, consumo de alcohol en la calle y venta o consumo en la vía pública, y resalta que por primera vez se integra el delito de venta ilegal de gasolina, con un seis por ciento del total de la gente.
Destaca que en Puebla, 36 de cada 100 personas se han visto envueltas en algún tipo de conflicto o enfrentamiento con sus propios familiares, vecinos, compañeros de trabajo, compañeros de escuela, con dependientes de establecimientos o con autoridades.
Esto es 11 por ciento más de lo que se tenía apenas en marzo pasado, cuando una cuarta parte de la población ya había llegado a enfrentarse con alguien más.
Por último, resalta que entre las cosas que la gente ha dejado de hacer por temor está llevar cosas de valor, dinero o tarjetas de crédito (62 por ciento); prohibir que los menores salgan de su vivienda (55.7 por ciento), dejó de caminar cerca de su casa (51 por ciento) y dejó de visitar a su familia (51.7 por ciento).