Calles vac\ías, gente aterrorizada entre autos incendiados y fuertes operativos de seguridad dej\ó un enfrentamiento el fin de semana en una localidad donde el presidente Andr\és Manuel L\ópez Obrador, probar\á por primera vez su capacidad para controlar territorios dominados por la creciente criminalidad.
L\ópez Obrador dijo que su Gobierno iba ganando terreno a organizaciones delictivas que roban combustible como en la peque\ña localidad de Santa Rosa de Lima, a pocos kil\ómetros de Salamanca, hogar de una de las principales refiner\ías del pa\ís.
“Es muy dif\ícil para las personas cambiar”, dijo Pedro M\éndez, de 52 a\ños, un vendedor de la zona en referencia a los videos donde se ve a mujeres, con ni\ños en brazos, impidiendo la entrada a la zona de las fuerzas del orden.
“Los malos saben c\ómo llegar a ellos, y que hay personas que tomar\án dinero para cumplir sus \órdenes”, agreg\ó en el poblado tomado por polic\ías y marinos.
Santa Rosa de Lima, con apenas 2 mil 800 personas, es un microcosmos que muestra la anarqu\ía impregnada en diversas zonas de M\éxico donde los c\árteles han reemplazado durante a\ños al Estado como benefactor, proporcionando trabajos y dinero a cambio de la lealtad de los residentes.
Pero Guanajuato, estado que alberga esta ciudad, no siempre fue violento. Por el contrario, se convirti\ó en un importante im\án para grandes fabricantes de autom\óviles como Volkswagen, General Motors y Toyota.
Pueblos en llamas\
El esfuerzo por capturar al l\íder del c\ártel de Santa Rosa de Lima, Jos\é Antonio Y\épez, alias “El Marro” o “El mazo” -acusado de robar grandes cantidades de combustible en la zona- pone a prueba la capacidad del Gobierno para acabar con la creciente amenaza del crimen organizado.
Pero los problemas de la localidad, controlada por Y\épez, no s\ólo se ven en las empobrecidas calles de Santa Rosa de Lima, tambi\én han impactado a la petrolera estatal Pemex que L\ópez Obrador se ha comprometido a reflotar.
La corrupci\ón, el millonario robo de combustible y la declinante producci\ón han golpeado a la petrolera y amenazan con da\ñar la capacidad crediticia del Gobierno, seg\ún calificadoras.
Cientos de polic\ías y efectivos de las fuerzas armadas llegaron a Santa Rosa esta semana para restablecer el orden y capturar a miembros de la organizaci\ón delictiva.
Y\épez ha evitado hasta ahora la detenci\ón, aunque las fuerzas federales arrestaron el martes a su cu\ñada durante un operativo, seg\ún funcionarios de seguridad.
La determinaci\ón de L\ópez Obrador de empoderar al Gobierno como principal proveedor de servicios en las regiones an\árquicas se convirti\ó en un sello temprano de su presidencia, que comenz\ó el 1 de diciembre.
Para ello, cerr\ó oleoductos que eran “orde\ñados”, arriesg\ándose a reacciones negativas cuando en algunas estaciones de servicio se quedaron sin combustibles.
D\ías despu\és de que Joaqu\ín “El Chapo” Guzm\án fuera condenado en una corte de Estados Unidos, L\ópez Obrador se convirti\ó en el primer presidente en d\écadas en visitar la ciudad natal del capo para prometer ayuda a cambio de que pobladores abandonaran la delincuencia.
En la misma l\ínea, esta semana el mandatario inst\ó a los pobladores de Santa Rosa a rechazar el crimen y el viernes tiene planeada una gira a Guanajuato.
“Si ustedes requieren de trabajo, porque no hay oportunidades de empleo, si requieren de apoyos para el bienestar, cuenten con nosotros”, dijo el martes en su usual rueda de prensa matutina. “Nosotros les ofrecemos eso”.