Una camisa manchada, unos pantalones desgarrados, un zapato de niño: decenas de fotos publicadas por la Fiscalía de Veracruz de prendas de ropa encontradas en una gran fosa clandestina exhiben el horror de las desapariciones en México.
Las prendas y el calzado han sido extraídos de una fosa ubicada en la comunidad de Arbolillo descubierta a principios de septiembre, la segunda más grande del oriental de Veracruz. En ella se encontraron 174 cráneos y otros restos humanos, así como 200 prendas de vestir.
El objetivo de la publicación, de acuerdo con la gubernamental Comisión Nacional de Búsqueda de Personas, es que “los familiares de personas desaparecidas dispongan de una herramienta que apoye a la posible identificación de su ser querido”.
Te pude interesar: Desaparición de estudiantes, marcó a toda la Normal Rural de Ayotzinapa (VIDEO)
Hasta el momento, ninguna de las integrantes del colectivo Solecito, uno de los grupos de madres que decidieron iniciar por su cuenta las búsquedas de sus hijos desaparecidos dada la ineficacia de las autoridades, no ha conseguido identificar a ninguna víctima a través de las fotos, dijo su fundadora, Lucía Díaz.
Las imágenes están agrupadas en siete documentos en formato PDF, a los que cualquiera persona puede acceder con encontrar el enlace en el sitio web de la Secretaría de Gobernación.
La publicación de estos documentos es un gesto insólito en un país que acumula más de 37.000 víctimas de desaparición, según cifras oficiales.
Entre las prendas hay ropa interior, camisetas de equipos de fútbol y un delantal. También abundan los complementos como cinturones o un pañuelo bordado. Todos ellos se enmarcan entre dos cintas métricas que muestran las medidas de cada uno de los objetos.
En ocasiones, la cámara se acerca para desvelar algún detalle específico de la ropa: el logotipo de la marca, la etiqueta con la talla, un bolsillo.
La facilidad con que se puede acceder a las fotografías no ha sentado igual de bien entre todos los familiares de desaparecidos de la región.
“Unas señoras se pusieron muy mal cuando publicaron las fotos con ese desparpajo. Yo hubiera optado por algo más discreto; es decir, se pueden mostrar al público pero en un ambiente donde puedan ser controladas, a personas que tienen interés real en ellas”, comenta Díaz, quien busca a su hijo desde 2013, cuando desapareció a los 29 años.
Sin embargo, en ese caso “estaríamos hablando de un mundo ideal, y México es un mundo irreal”, por lo que la activista se inclina por pensar en el “bien mayor”.
“Si aparece uno que se ubique por medio de la ropa ya estaríamos hablando de una especie de acierto”, manifestó.
Las imágenes más impactantes muestran prendas de ropa y calzado de niño. Pese a esto, la Fiscalía de Veracruz ha dicho a los colectivos de búsqueda que en la fosa solo hay restos de adultos.
Al respecto, Díaz señala que “los restos de niños se degradan”, porque “los huesitos son muy pequeños”. Además, asegura que la labor de la Fiscalía ha destacado por su “opacidad”, y que les han dicho “mentira tras mentira”.
Por ejemplo, en un intento de deslindar al gobierno estatal de Miguel Ángel Yunes, que comenzó en diciembre de 2016, se les dijo que las personas halladas en la fosa llevaban allí más de dos años, lo que desmintió la identificación de cuatro personas.
En los últimos días, el estado de Jalisco ha sido escenario de polémica después de que conociera que las autoridades conservaban más de 300 cuerpos en camiones refrigerantes, por falta de espacios habilitados en el órgano forense.
Pero esta también es la realidad de más sitios del país, incluyendo Veracruz, donde el espacio para periciales es para aproximadamente 35 cuerpos, indica la fundadora del Solecito.
Solo el año pasado, en una fosa ubicada en el predio conocido como Colinas de Santa Fe, el colectivo encontró unos 300 cuerpos.
La forma en que se exhuman los cuerpos encontrados en las fosas también es cuestionable para las madres de desaparecidos, que con sus años de experiencia han aprendido cómo debería ser este procedimiento.
Entre otros aspectos, hay que contemplar que la excavación abarque no solo la fosa, sino tres metros de radio para descartar inhumaciones aledañas, y alcanzar una profundidad de un metro y medio.
De acuerdo con Díaz, una exhumación “consciente, ética y profesional” de apenas seis personas requiere “al menos una semana”. Ello les hace pensar que las autoridades, en este caso, hicieron “un trabajo chapucero”, porque “no es posible” que actuaran de forma correcta en solo un mes.
Y este caso no es la excepción. Solecito también pone en duda la exhumación que se hizo anteriormente, “en un solo día”, de 47 cuerpos hallados en otra fosa. En ese caso, a tres de las integrantes del colectivo les dijeron que habían encontrado partes de los cuerpos de sus hijos.
“Y en año y medio a los familiares no les han entregado nada. De ese horror es el tamaño de lo que estamos viviendo”, sentencia la activista.