El sacerdote católico Alejandro Solalinde consideró que a largo plazo el nuevo gobierno federal, que encabezará Andrés Manuel López Obrador, podría resolver el problema de la migración hacia Estados Unidos.
Ello, con un plan de desarrollo integral en los lugares de origen, tránsito y destino, dijo el también activista, quien recorrió el campamento improvisado en el municipio de Tapanatepec, Oaxaca, donde descansan los migrantes que integran la caravana que busca llegara al vecino país del norte.
Al dirigirse a un grupo de migrantes centroamericanos, principalmente de Honduras, Solalinde les expresó que “México es su casa, Dios es el único dueño de la tierra y México también es suyo, pero es importante que tengan en sus países de origen oportunidades”.
Aseveró que el movimiento migrante que devino de la pobreza, la corrupción y los malos gobiernos puede ser una oportunidad para los migrantes centroamericanos, y que la caravana abre un nuevo camino en la relación de los migrantes que llegan a su territorio y también con aquellas personas que lo dejan en busca de nuevas oportunidades de vida.
“Abre una oportunidad para todos nuestros hermanos, sobre todo para los centroamericanos que son más pobres pero no menos dignos. El nuevo gobierno tendrá un absoluto respeto”, aseveró el clérigo.
Respecto al destino de la caravana, a la cual calificó como éxodo, y a las dificultades que se pudieran presentar en el camino, aseguró que “la gente está perfectamente consciente de todo y saben de las dificultades”.
Confió que una vez que lleguen a la Ciudad de México, que consideró como “un santuario” para los migrantes, las autoridades podrían ofrecer un trabajo y opciones para los integrantes de la caravana en la que también avanzan niños, personas con discapacidad y mujeres.
Por otro lado, el padre Solalinde opinó que el Instituto Nacional de Migración (INM) tendrá que transformarse, por lo que deberán desaparecer los funcionarios corruptos.
Al señalar a los migrantes dormidos en el pavimento, afirmó que sus condiciones son dolorosas, injustas e inhumanas, “por eso se tienen que generar otras condiciones económicas y políticas para que no vuelva a suceder”.
“Más allá de las políticas, los gobiernos deben tener dignidad y sentimientos, pensar en esta gente, respetarlos y no frenar su camino”, expresó el defensor de los derechos humanos de los migrantes.