Portan su uniforme con orgullo, son militares; y los hijos, son su mejor medalla.
Su compromiso, además de con el país, es con entregar ciudadanos con una formación sólida, sin que su actividad profesional interfiera en su objetivo.
Quadratín conversó con tres mujeres militares que este 10 de mayo festejarán en la octava zona militar el Día de las Madres desarrollando su actividad y satisfechas de haber elegido la maternidad.
El amor, primordial para cumplir con el deber y los hijos
Viridiana es enfermera en el Hospital Militar y labora en el área de Urgencias desde 2009. Vive con su hijo Luis Ricardo, de 6 años, en la unidad militar; su esposo, también parte del Ejército, es militar de Artillería y está asignado en Irapuato.
Para ella es un privilegio pertenecer a las fuerzas armadas, y desde su formación le enseña a su hijo lo que es el amor.
“Que aprenda a demostrar su sentimientos, que aprenda que es una persona amada y deseada, otra de las enseñanzas es la disciplina”.
Si el cumplimiento de sus obligaciones no le permite estar con el niño, Viridiana siempre procura estar en contacto con su hijo.
Su mensaje a las madres es que “de todos los regalos que la vida nos puede dar, una buena madre es el mejor que nos puede otorgar, por eso disfrutemos a nuestras madres y seamos buenas madres con nuestros hijos”.
Honestidad y disciplina, valores que deben ser legados
Cristina es una soldado auxiliar y además, músico. Es originaria de San Jerónimo Tlacochahuaya y pertenece a la banda de música de la octava zona militar. Ingresó al Ejército en el 2012, luego de estudiar Flauta en la Escuela Superior de Música en la Ciudad de México.
Tiene un hijo de ocho meses, a quien cuidan sus familiares, ya que en los campos militares de Oaxaca no hay guarderías.
Explicó que las madres militares que no tienen hermanas o madres que les apoyen, deben contratar a personas que vienen de fuera del campo militar para que cuiden de sus hijos.
“Ser madre dentro de un campo militar ha sido complicado, pues el bebé se queda a cargo de la abuela o de la tía del menor ya que al interior de los campos militares no hay guarderías”, explica.
No obstante, concibe la maternidad como lo más maravilloso que le puede pasar a una mujer.
“Tener un hijo es algo que te cambia totalmente, que hace que el amor crezca y que la pareja se fortalezca”, afirmó.
Los valores que ha aprendido en el campo militar y que quiere transmitir a su hijo son la honestidad y la disciplina.
“Deberíamos sentirnos muy orgullosas de ser madres, es una decisión muy difícil con demasiada responsabilidad, debemos de educar a los hijos, hoy en día los valores decaen, la moral y la dignidad, tratemos de que las generaciones que vienen estén basadas en ello, debemos poner toda la atención a los hijos”.
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