El Papa Francisco conversó este martes con la líder de Myanmar, Aung San Suu Kyi, durante el segundo día de una visita llena de tensión después de que Estados Unidos acusó al país del sudeste asiático de realizar una “limpieza étnica” contra el pueblo musulmán rohinyá.
Más temprano, el máximo representante de los católicos se reunió con líderes de varios credos de un país de mayoría budista y llamó a “unirse en la diversidad”, pero no mencionó a los rohinyá, que han huido en masa a Bangladés desde el inicio de una represión militar hace tres meses.
El líder de la Iglesia Católica también viajará a Bangladés, hacia donde han huido más de 620 mil rohinyás para escapar de lo que Amnistía Internacional ha llamado “crímenes contra la humanidad”.
El ejército de Myanmar ha negado las acusaciones de asesinato, violación, tortura y desplazamiento forzado que se le han atribuido.
“La unidad siempre es un producto de la diversidad”, declaró el Papa a los líderes budistas, islámicos, hindúes, judíos y cristianos en la ciudad de Rangún, según funcionarios del Vaticano que informaron sobre la reunión de 40 minutos.
“Todos tienen sus valores, sus riquezas, así como sus diferencias, como cada religión tiene su riqueza, sus tradiciones, sus riquezas para compartir. Y esto sólo puede suceder si vivimos en paz, y la paz se construye en un coro de diferencias”, afirmó el Papa.
Aye Lwin, un prominente líder musulmán que estaba en la reunión, dijo a Reuters que solicitó al Papa que pida a los líderes políticos de Myanmar que “rescaten a la religión que adoramos, que podría ser secuestrada por una agenda escondida”.
Más tarde, Francisco voló a la capital, Naipyidó, donde se reunió con el presidente Htin Kyaw y escribió en el libro de visitas del palacio presidencial: “Sobre todo el pueblo amado de Myanmar invoco las bendiciones divinas de justicia, paz y unidad”.
Su viaje es tan sensible, que algunos asesores papales le han advertido incluso que no use la palabra “rohinyá”, que podría provocar un incidente diplomático que podría volcar al ejército y al gobierno del país contra la minoría cristiana.