Y de repente el arcoíris estalló y las calles del centro de la Ciudad de México y de todo el país, se llenaron de glitter, arneses, alas de ángel, coronas de reyes y reinas y ligueros bajo las faldas de quienes alguna vez fueron ellos y ahora son ellas y las que fueron ellas mostrando con orgullo las cicatrices de la mastectomía para convertirse en ellos.
La marcha por la diversidad y el orgullo abrió paso a una marea de colores, de gritos, de madres y padres que acompañaban a sus hijes para que no se sintieran solos en medio de esta diversidad. Pero también hijes acompañando a sus padres trans quienes se descubrieron diversos en la adultez.
Mientras éstos contingentes caminaban apoderándose de cada centímetro de la principal avenida del país, Paseo de la Reforma, el discurso político se pronunciaba en contra de las terapias de conversión, de la exclusión laboral, el bullying por preferencia sexual, los transfeminicidios y todo tipo de violencias contra la comunidad.
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También este encuentro de diversidades que algunas vez fueron guardadas en el closet, sirvió para muchas primeras veces: el primer beso, la primera marcha, el primer recuerdo de hace años y sobre todo la primera vez en donde todes salen a mostrarle al mundo que “Amor es amor”.
El jefe de gobierno Martí Batres, estimó la participación de alrededor de 250 mil personas en esta 45 edición de la marcha, en la que organizaciones aprovecharon para aplicar pruebas de detección de VIH, informar sobre la prevención; protestar contra la pedofilia, promover iglesias donde caben todas las diversidades, y personas de la comunidad que protestaron por el mercantilismo que representa para los comercios esta fecha, que por cierto, en esta ocasión se estima que dejó una derrama de mil 200 millones de pesos sólo para la capital del país.
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Con los arcoíris pintados en el rostro, de la mano de la complicidad de los amigos, del respaldo de las familias, y de la certeza de qué hoy no tuvieron que esconderse, la marcha de la diversidad concluyó entre canciones de grupos y de íconos que le cantan a todas aquellas personas que han entendido que se ama a otras personas y no al género con el que se identifican.