A partir de mañana, los negocios de venta de alimentos preparados ubicados en los Perímetros A y B del Centro Histórico que tengan enseres e instalaciones al aire libre deberán cumplir con ciertas especificaciones técnicas que publicó hoy en la Gaceta Oficial la Autoridad del Centro Histórico.
Entre las características especiales que requieren los enseres en esta zona de la Ciudad de México es la autorización del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) por ser zona patrimonial; además las sombrillas, toldos o delimitadores deben ser en colores autorizados en áreas de monumentos: tabaco, vino tinto, verde bosque y azul marino.
De igual forma los enseres deben estar en buen estado, sin colores fluorescentes y solo calefactores eléctricos o “pellets”, con delimitadores verticales deben ser mínimo 1.5 metros de altura y solo 2 pulgadas de ancho.
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Estas medidas aplican para restaurantes, con venta principal de comida, no de bebidas, los enseres solo se pueden instalar en banquetas de mínimo 3 metros de ancho y dejar 2 metros para los peatones, además pueden instalar máximo el 75 por ciento de mesas que tengan al interior, ocupar el frente del establecimiento y no otros espacios ni estorbar entradas de otros, ni en jardines y áreas verdes.
Todos los negocios de este giro con enseres en exteriores tampoco pueden tener música, televisores o espectáculos en vivo que generen ruido.
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Cabe destacar que los establecimientos deberán pagar los derechos respectivos. Según lo publicado en la gaceta oficial, los establecimientos mercantiles de impacto vecinal deben hacer un pago único por la cantidad de tres mil pesos, mientras que a los establecimientos mercantiles de bajo impacto se condonará de forma total los pagos de derechos que se generen por la colocación de enseres al aire libre, previstos en el Código Fiscal de la Ciudad de México.
En este contexto la Autoridad del Centro Histórico informó que se reactivarán los recorridos de acompañamiento y las verificaciones para impulsar el cumplimiento que permita la convivencia en armonía con los vecinos que habitan en la zona patrimonial, en especial en calles como Regina y San Jerónimo en la que los establecimientos tienen impacto directo.