El lugar donde hace un mes murieron 26 personas y 98 resultaron lesionadas en la denominada Zona Cero, luce desolada, las personas dejaron atrás el asombro y pocas son las que por un momento detiene el paso para observar el hueco que quedó en el sitio del colapso.
Carlos Mejia, se detuvo por un momento frente a uno de los memoriales, y comentó que sólo quedó el recuerdo de la tragedia, la cual ha generado desconfianza en este sistema de transporte.
"Pues si, ya vio lo qué pasó y sólo unas cuantas veladoras…todo estuvo mal, ya se les había notificado que estaba mal este pedazo de la construcción y me imagino que no debe ser el único, debe haber más fallas…no tengo confíeles en este (Metro) ni en el que están haciendo (Cablebus) allá en Constitución del 17 en el cable, que tal si Dios no lo quiera y vuelve a pasar algo así", destacó.
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La actividad comercial y en todos sus sentidos volvió a la normalidad; todos los negocios están abiertos y con mucha lentitud la economía comienza a fluir, en el sitio que fue motivo de atención nacional e internacional, aseguró Salvador Estrada, empleado de un café internet.
"Hasta el momento, en lo personal tengo un café de internet el dueño de la plaza donde estamos me echo la mano con la renta pero a partir de este mes estaba ya todo normal.
"Durante los trabajos para remover las trabes nos complicó mucho la situación, no podían pasar los carros y la gente qué pasaba solo se detenía a sacar fotos aquí en el lugar de la tragedia", aseveró.
Sin embargo, personas como don Javier que cotidianamente vende frituras en el tramo de Tezonco a Olivos, quedó la firme idea de que la múltiple tragedia pudo evitarse, pero por negligencia, la trabe y el tren se desplomaron.
"Esa misma mañana vinieron a reportarlo, que ya se estaba venciendo el Metro, no se habían dado cuenta que ya estaba madreado el Metro, que ya estaba vencido, desde el primer año de uso ya estaba vencido; la vigueta se pandeó desde el primer año de uso", sostuvo.
A un mes de la fatalidad, la vida vecinos, peatones, comerciantes, choferes, despachadores de bases de taxis, y comercio ambulante, entre muchos más, volvió a una situación de calma y normalidad. Incluso, el metrobús es el que ahora transportaba la mayoría de usuarios.
Debajo del hueco, sólo quedó un laboratorio móvil de criminalistica de los servicios periciales de la Fiscalia y a frente a este, los dos memoriales, con flores secas, hojas raídas por el viento y la lluvia y decenas de veladoras apagadas.