"Yo le tengo miedo al hambre y más porque aquí no tenemos un sueldo, y ojalá pronto se termine esta crisis”, sentencia el dueño de una pollería en el mero corazón del barrio de la Lagunilla, en la Ciudad de México.
El hombre, ante la baja de hasta 50 por ciento en sus ventas debe mantener abierto el "changarro" hasta pasadas la 20:00 horas, para sacar la venta.
Tras un recorrido, Notimex constató que en la calle Rayón, a un costado de la estación del Metro Lagunilla/Garibaldi, "los mariachis callaron", la zona está prácticamente desierta y callada, de suyo rebosante de sonidos.
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Solo el transitar de los autos que cruzan raudos por Rayón, sólo los motores de los taxis suenan acompasados, avanzan con cautela, para divisar pasaje, y en una de esas, sacar el viaje.
“Sí joven, a veces nos sale más caro andar quemando gasolina porque en estos tiempos no tenemos chamba", comparte Felipe N, uno de los "ruleteros" afectados por la crisis económica que generó la epidemia de la nueva cepa de coronavirus.
Tras la implementación de la Jornada Nacional de Sana Distancia, borrachitos durmiendo sobre la acera y vendedores de chicles son parte de las "estampas" que se pueden apreciar al llegar al mercado de La Lagunilla, al norte de la Ciudad de México.
Evelyn Rojas vendedora de calzado a un costado del mercado “Granaditas”, compartió que sus temores son dos -en estos momentos-: que los saqueos que se han presentado en algunos comercios se vuelvan en "pan de cada día", y el contagiarse de coronavirus.
“Yo veo que en nosotros hay más temor por los hechos violentos que podemos registrar, ya que nos da más miedo quedarnos solos vendiendo nuestros productos y seamos un blanco para los delincuentes y la otra, el asunto de contagiarnos de coronavirus. Esos dos temas son muy complicados para nosotros”, compartió.
Por su parte, Juan Mendoza, vendedor de trajes sobre Eje 1 Norte aseveró que desde que se decretó la emergencia sanitaria por causa de fuerza mayor por el COVID-19 sus ventas cayeron casi 100 por ciento; si acaso vende una prenda, ya sea la camisa, la corbata o el saco, pero difícilmente el juego completo.
“Tenemos que venir a trabajar porqué sino no comemos, es grave esta situación, nos afecta un buen, yo pagó entre locales, bodegas y departamentos 10 mil pesos, ahorita es este mes y ya viene otro.
Aquí sólo nos lavamos diario las manos, o en su defecto tengo gel antibacterial, pero tratamos de tomar las medidas sanitarias mientras trabajamos”, señaló.
Sin embargo, en el mercado de “Grabadoras”, todo está cerrado, la poca afluencia de marchantes obligó la medida.
Ante esto, los comerciantes que compartieron a Notimex su sentir, exhortaron al gobierno capitalino y al de México a que les apoye con incentivos, para evitar el cierre de negocios y desempleo, pues por la crisis sanitaria, en general, sus ganancias cayeron 70 por ciento.