El barrio de Tepito no sólo representa un desafío a las autoridades por la recurrente y alta incidencia delictiva sino por la rebeldía y desacato, principalmente de jóvenes, a cumplir con el protocolo de sana distancia, uso de cubrebocas y no participar aglomeraciones.
El fin de semana volvieron las fiestas y bailes; los mismos vecinos denunciaron que entre viernes y domingo se organizaron al menos seis reuniones que terminaron en festejos masivos.
Como si fuera "requisito", casi nadie portaba el cubrebocas, todos bailaron y cantaron sin mayor medida de protección.
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"Me invitaron una fiesta a Tepito y nos dijeron que no podía llevar cubrebocas porque según era obligatorio no llevarlo, pero ya no quise ir por lo de la pandemia que está muy dura, espero en un futuro que no les pase nada a los que fueron a esa fiesta
"Hacen sus fiestas clandestinas y en las unidades y la policía no hace nada y por eso yo me quede con las ganas de ir y estar ambientado pero es mucho riesgo", apuntó Esteban.
El reto a la muerte no solo es por las continuas balaceras o enfrentamientos entre grupos rivales, sino también por las fiestas en las que se dan cita decenas de jóvenes que ignoran las recomendaciones y muestran indiferencia y menosprecio por la pandemia.
A pesar de los continuos llamados de la autoridad local y sanitaria del gobierno federal, no hay el menor recato y la cadena de contagio sigue muy activa, sobre todo en aquellos espacios donde hay grandes concentraciones como los bailes en Tepito y sus alrededores.
No hay quien frene este tipo de eventos, donde el reto es abierto, sin que nadie le haga frente ante lo que puede representar un problema de salud pública.
@amarilloalarcon