Niños y niñas que que descansan en panteones de la Ciudad de México, se quedaron este año sin la visita de sus padres, familiares y amigos, ante el cierre para evitar la Cadena de contagios por COVID-19.
Esta vez las tumbas lucieron desoladas; no hubo globos, juguetes, dulces; regalos y tampoco música infantil.
La policía capitalina resguardó los accesos a los más de 80 panteones públicos como el de San Isidro en Azcapotzalco, donde las visitantes se quedaron con el ornamento que llevaban a sus fieles difuntos.
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"Sí, vengo a ver a mi bebita, pero no os dejan pasar, vengo a verla a dejarle sus flores y sus dulces; le venía a adornar su tumba pero nos vamos con la tristeza porque no nos dejan pasar.
"Les dije \u2018nada más déjenos pasar a dejar las macetitas y ya nos salimos rápido\u2019, pero no", explicó la señora Minerva.
Los servicios funerarios no tuvieron contratiempo, pero a los deudos se les notificaron algunas restricciones para su ingreso.
"No hay acceso al panteón de san Isidro, por eso pusieron las vallas para hacer del conocimiento a las personas que no hay acceso, ya sólo hay acceso para puras personas, para puro servicio funeral.
"Sólo 15 personas pueden ingresar nada más en el servicio funeral hasta nuevo aviso de las autoridades de Azcapotzalco y cuando nos den las órdenes se va abrir de nueva cuenta el panteón", detalló un elemento de seguridad del camposanto.
El mismo panorama y restricciones son para los días 1, 2, 3 y 4 de noviembre, por lo que la Secretaria de Seguridad Ciudadana desplegó a 3 mil policías con 700 vehículos, para mantener el orden público en cada uno de los panteones.
El personal de transito también realiza acciones para agilizar la movilidad vehicular en calles y avenidas circundantes a los sitios donde año con año se da el reencuentro simbólico con los que ya partieron.