Niños y niñas que partieron anticipadamente por alguna circunstancia natural o por algún percance, son motivo de evocación y recuerdo latente para muchos que deciden visitarlos en su tumba, aunque para otros, la última morada es sinónimo de sufrimiento y dolor.
Por Juan Carlos Alarcón / Reportero de MVSNoticias
Algunos, recuerdan a los pequeños en sus tumbas con globos, con el juguete que más gustaba previo al desenlace fatal o con reguiletes, balones, muñecas o con el peluche que los acompañó en sus últimos sueños.
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Roberto Castillo, visita a su hijo, el pequeño Betito, ininterrumpidamente desde hace 36 años, semanal o quincenalmente. Un soplo en el corazón le arrebató la vida a sus cinco años de edad.
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Desde 1983, don Roberto no ha suspendido su presencia en el panteón San Isidro, en Azcapotzalco, y cada fecha conmemorativa del Día del Niño, arregla la tumba del que fuera el más pequeño de sus cinco hijos y lo hace con juguetes y telas alusivas a los llamados súper héroes.
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"Yo vengo y lo recuerdo como lo tenía en vida, para mí no ha muerto, siempre lo recuerdo bien\u2026en esos años salió por primera vez la película de superman y lo llevamos a verlo y le gustó mucho y le compramos un trajecito
Por Juan Carlos Alarcón / Reportero de MVSNoticias
"Uno de mis hijos lo amarró con un cable, le puso el uniforme, lo subimos y él iba volando volando, luego le torcieron una barrilla para aparentar que él la había doblado, ja", detalló con cierta emoción el papá de Betito.
Por Juan Carlos Alarcón / Colaborador de MVSNoticias
Para algunos, la visita al panteón es obligada, para otros es motivo de alegría como el caso de don Roberto; para otros más, es causa de tormento y el no acudir a la tumba es la mejor forma de cerrar la cicatriz, aunque esta luzca árida.
Por Juan Carlos Alarcón / Reportero de MVSNoticias
Desde hace 10 años, Héctor trabaja como encargado de mantenimiento y sepulturero en el citado campo santo. Explicó que la mayoría de las tumbas de niñas y niños quedaron al olvido.
Por Juan Carlos Alarcón / Reportero de MVSNoticias
"De los niños casi no vienen, son muy pocos los que vienen en este día del niño, solamente al frente los que vienen sepultar, pero de ahí en fuera todos son abandonados.
"Cundo vienen están un ratito cada año, vienen les ponen flores, comida y vámonos y ya jamás se vuelven a presentar", afirmó.
La mayoría de tumbas o pequeños mausoleos que lucen multicolor en el panteón San Isidro son aquellos donde recientemente donde recientemente se efectuó un sepulcro, donde los reguiletes giran sin mayor complicación al paso del viento.
Por Juan Carlos Alarcón / Reportero de MVSNoticias
@amarilloalarcon