En el mitin con el que cerró una marcha de 300 bachilleres del la Preparatoria 8 de Plateros la Torre de Rectoría de Ciudad Universitaria, la señora María Trinidad Edith Flores Rojas, mamá del joven Marco Antonio, lamentó que “tal parece que el ser joven en este país es un delito”.
Después de varios oradores de largas intervenciones, la señora Flores Rojas tomó el megáfono cuándo ya había caído la noche y un viento frío le golpeaba el rostro. Arengada por la solidaridad universitaria del “no estás sola”, “no estás sola”, y con su esposo Marco Antonio Sánchez, a sus espaldas, la señora Flores Rojas reclamó una serie de casos de graves agresiones en contra de “jóvenes valiosos y brillantes, que son útiles a la sociedad y no de rateros como los policías”.
“Yo, desde ese día, vivo un infierno, estoy bastante indignada”, reconoció la señora Flores Rojas.
“Mi hijo no le debían nada a los policías, si delito fue tomar unas fotos y lo acusaron de que le estaba robando un celular a alguien. Mi hijo no tenía necesidad de robar, a mi hijo le robaron dos celulares y su computadora… a mi me gustaría que los policías dijeran qué le hicieron a mi hijo, porque mi hijo fue sometido, mi hijo fue lastimado, mi hijo fue golpeado y no se qué tanto más le hicieron al grado de que presenta delirio”, denunció entre lágrimas la mamá de Marco Antonio.
El papá del muchacho reveló antes de partir que llevarían el caso ante tribunales internacionales si la justicia en México no responde.
El normalista rural Marco Cruz, sobreviviente de la noche de Iguala que dejó 43 muchachos desaparecidos hacen más de 40 meses, aclaró que ninguna tragedia supera a otra.
“Es el mismo dolor, es el mismo gobierno responsable, el mismo sentimiento, yo les preguntaría a la madre de este chico que acaban de detener, de desaparecer ¿qué sintió?, que no hay palabras para describir una desaparición. No saber qué pasó con tu hijo, qué pasó con tu hija. No hay palabras y para nosotros tampoco hay consuelo. Lo que nos mantiene es la rabia y el anhelo de justicia, e ir más allá de simplemente una marcha, por este tipo de cosas, con el joven Marco Antonio se vuelve a repetir”, dijo el estudiante normalista.
Es “la misma desaparición, el mismo método, los mismos agentes, los policías y el mismo método de corrupción; son las mentiras. Para nosotros, nuestros compañeros están vivos mientras los recordemos, mientras un grito de rebeldía y de justicia haga el eco en las voces de este país, ellos no están muertos, no están desaparecidos, están con nosotros y los amos a llevar aquí, y como decimos, cuando alguien muere se le tiene que dejar ir, pero cuando alguien se le desaparece, a ese se le tienen que hacer volver, y nosotros tenemos que hacer volver a todos los desaparecidos, no nada más a los 43, hay miles y miles más, y tenemos que hacer justicia para esas asesinadas, para esos asesinados también. Tenemos que sacar a esos presos políticos que como nosotros que estamos aquí, exigieron también justicia y verdad.
Los bachilleres que marcharon está tarde noche, explicaron que “repudian lo sucedido a Marco Antonio, porque es la juventud la que es criminalizada, por su orientación sexual, por su forma de vestir, por ser estudiante o trabajador; lo que hagamos como jóvenes es un sinónimo de criminalización por ello exigimos juicio y castigo para los responsables de la desaparición de Marco Antonio”, dijeron.
“Tenemos que crear un frente común con nuestros dolores pero también con nuestro coraje y con nuestra rabia porque las autoridades van a seguir haciendo lo mismo”, convocó la señora Araceli Osorio, mamá de Lesvy Berlín, a casi una decena de familias que contaron la desaparición, el asesinato o el feminicidio que han padecido sus hijos, todos ellos estudiantes de la UNAM.