Son las 10:00 de la mañana y Xin Xin, de 27 años y 102 kilos, camina pausadamente por un pasillo para comenzar su entrenamiento matutino. Ella es una de las dos osas panda gigante del Zoológico de Chapultepec, en Ciudad de México, donde residen los únicos ejemplares del mundo que no pertenecen al Gobierno chino.
Cada día, fuera del alcance de la mirada de los visitantes, Xin Xin pasa unas pruebas de condicionamiento junto a su cuidador, Ulises, y una veterinaria del centro, que le ofrecen manzana, uno de sus alimentos favoritos, a cambio de que se deje auscultar y cepillar.
Tras Xin Xin, llega el turno de Shuan Shuan, a punto de cumplir 30 años y con un peso de 114 kilos.
“Es un programa de condicionamiento enfocado a permitir las conductas médicas indispensables”, contó la directora de Zoológicos de Ciudad de México, Claudia Levy.
La responsable del centro explicó que el equipo del zoológico aprovecha estos entrenamientos para simular extracciones de sangre y radiografías, con el objetivo de acostumbrar a las pandas y que no sufran estrés cuando pasen una revisión médica verdadera.
Gracias a este entrenamiento diario, las pandas establecen una relación de confianza con los trabajadores del zoológico, que evitan tener que anestesiarlas o forzarlas para revisar su estado de salud.
A pesar de que Shuan Shuan es la tía de Xin Xin, ambos ejemplares viven en recintos separados puesto que el panda gigante es un animal solitario y, en caso de vivir juntas, podrían dañarse entre sí.
Además de su relación familiar, ambas comparten un selecto gusto por el bambú, pues de los 10 kilos diarios que Ulises les ofrece, ellas solo comen entre cinco y seis kilos que seleccionan en función de la madurez de la planta.
Todos estos cuidados han permitido que las dos pandas alcancen las tres décadas de vida, una edad muy avanzada para estos ejemplares, convirtiéndose en los más longevos del mundo fuera de China, país de donde el panda gigante es endémico.
La historia de Ciudad de México con los pandas se remonta a 1975, cuando el Zoológico de Chapultepec recibió dos crías en forma de donativo del Gobierno chino, un macho llamado Pe Pe y una hembra apodada Ying Ying, ambos fallecidos hace años.
Entre los varios hijos que tuvo la primera pareja de pandas llegados a México destacó Tohui, quien se convirtió en “una de las pandas más emblemáticas porque fue el primer ejemplar del mundo nacido bajo cuidado humano fuera de China con métodos naturales”, contó la directora.
Tohui, fallecida en 1993, era hermana de Shuan Shuan y la madre de Xin Xin, los dos únicos ejemplares que permanecen hoy en día en este zoológico capitalino.
Difícilmente la historia de Ciudad de México con los pandas tenga continuidad tras Shuan Shuan y Xin Xin, dado que ambas son demasiado mayores para reproducirse.
Además, para ello, el Zoológico de Chapultepec debería adquirir un panda macho, algo extremadamente difícil de conseguir hoy en día puesto que tendría que abonar un millón de dólares anuales al Gobierno chino, que se erigió como propietario de todos los ejemplares de panda para conservar la especie.
“Ante el grave peligro de extinción de los pandas, China implementó un sistema de renta de los ejemplares, siempre conservando su propiedad. Si nace una cría en un zoológico del mundo, ésta pertenece al Gobierno chino, que decide si devolverlo al medio silvestre”, contó la directora.
Los esfuerzos de conservación por parte de China y organizaciones medioambientales han dado sus frutos, de modo que el año pasado dejó de ser considerada una especie “en peligro” para ser catalogada como “vulnerable”, al registrarse cerca de 2.000 ejemplares en libertad.
Lo que hace especiales a Shuan Shuan y Xin Xin es que son los únicos pandas gigantes del mundo que no pertenecen al Gobierno chino, dado que nacieron en México y son descendientes de la pareja regalada por las autoridades chinas.
Así que las dos pandas de Chapultepec seguirán exhibiendo su longevidad y mexicanidad a todos los visitantes que se acerquen para conocer a las estrellas de este zoo capitalino.