Ante las políticas ambientales y de salud pública implementadas en los últimos 25 años en los gobiernos de la Ciudad de México se logró reducir la concentración de partículas finas PM2.5 y de ozono, lo que evitó más de 22 mil muertes prematuras e incrementar 3.4 años la esperanza de vida de los capitalinos.
El estudio “Análisis histórico de los beneficios para la salud asociados a una mejor calidad del aire en la Ciudad de México entre 1990 y 2015”, reconoce que uno de los principales retos en la capital es evitar la contaminación, principalmente de partículas de ozono, que son producidas en casi un 90 por ciento por los autobuses foráneos y el transporte de carga, análisis en el que coincidió el jefe de Gobierno, José Ramón Amieva Gálvez.
“A través del hoy no circula, de los convertidores catalíticos, de los diversos filtros, se ha generado que 22 mil 500 personas que podrían haber fallecido por ese tipo de enfermedades no lo han hecho y se ha incrementado el periodo de vida durante 3.4 años”
Los funcionarios confiaron que en la próxima administración den continuidad a las políticas medioambientales, porque estas partículas contaminantes provocan enfermedades isquémicas del corazón, pulmonares obstructivas crónicas, infarto cerebrovascular y cáncer de pulmón, en la población adulta.