El jefe de gobierno capitalino, José Ramón Amieva, le expresó su apoyo al Rector de la UNAM, Enrique Graue, en todas las acciones que ha emprendido para salvaguardar la integridad de la comunidad universitaria a raíz del ataque porril del pasado 3 de septiembre en Ciudad Universitaria.
“Aprovechar señor rector para respaldarle y decirle que cuenta usted con todo el gobierno de la ciudad para apoyarle en las gestiones, en las acciones que sean necesarias y que ha estado usted llevando a cabo para siempre preservar a la comunidad estudiantil de nuestra instalación universitaria”, expuso.
Durante la declaratoria de patrimonio cultural intangible a Tlatelolco como sitio emblemático de la memoria de la Ciudad de México, el mandatario local dijo que el retiro de las placas alusivas al ex presidente Gustavo Díaz Ordaz de las instalaciones del metro, así como como de la Sala de Armas de la Magdalena Mixhuca, es una “humilde contribución” para la conmemoración de los 50 años del movimiento estudiantil de 1968.
En tanto, el ombudsman nacional, Luis Raúl González Pérez, expuso que a 50 años de los hechos del 2 de octubre de 1968 no existe verdad ni justicia, por lo que consideró un momento oportuno para iniciar un proceso de reconciliación y diálogo para llegar a la verdad.
“A 50 años no existe verdad y justicia sobre lo ocurrido el 2 de octubre de 1968. En el contexto de transformación que vive el país, sería deseable que un primer ejercicio de diálogo y apertura para la verdad y la reconciliación se diera sobre estos hechos. El acto que hoy nos convoca a una a la construcción de esa memoria histórica, necesarias para prevenir el olvido, pero, sobretodo, para fomentar el conocimiento de lo qué pasó”, acotó.
Por su parte el rector de la UNAM, Enrique Graue, hizo una reseña de lo que significa Tlatelolco para la historia de México, al tiempo que destacó distintos pasajes que se vivieron en este emblemático lugar de la capital del país.
“No existe en esta ciudad un sitio de tal trayectoria histórica, con símbolos materiales visibles y palpables, con esa historia y con la simbología intangibles de resistencia, de transformación, de resiliencia y de constante adaptación, como este lugar emblemático de Tlatelolco”, concluyó.